Medidas para combatir el fuego bacteriano en frutales de pepita

El fuego bacteriano, una de las enfermedades más destructivas tanto en manzano como en peral, vuelve a ser el centro de atención del espacio semanal de Radio Calahorra, 'A pie de Campo'.

A finales de la semana pasada se publicó en el boletín de avisos fitosanitarios el protocolo de actuación frente a esta enfermedades en frutales de pepita. "Es una enfermedad de declaración obligatoria que puede causar graves pérdidas económicas y comprometer la viabilidad de explotaciones enteras si no actuamos de una manera rápida y evidentemente con rigor", explica Allende Martínez, ingeniera técnico agrícola y responsable del espacio.

Avance muy rápido

Martínez recuerda que su avance suele ser muy rápido, "especialmente cuando hay condiciones húmedas y cálidas" y su principal entrada "son las heridas provocadas por podas insectos granizo incluso viento". Martínez hace referencia al protocolo de actuación que establece diferentes medidas según la fenología del cultivo.

Fases fenológicas

En postcosecha e invierno, es decir, en la parada vegetativa es el momento ideal para detectar los chancros bacterianos en madera. "Los cortes deben ser drásticos al menos de 40cm por debajo del límite visible del chancro. Si el dongo principal está afectado, el árbol debe arrancarse completamente y no se recomienda dejar brotar desde una yema inferior ya que solo retrasará el problema", recuerda.

Martínez advierte que, "es muy importante tener en cuenta que las herramientas deben desinfectarse adecuadamente. Ni alcohol, ni fuego, solo con lejía y amonios cuaternarios"

En la floración, fase crítica de infección, "la bacteria coloniza rápidamente flores y tejidos jóvenes y por eso, hay que eliminar las inflorescencias con síntomas cuanto antes y si es posible retroceder hasta madera de dos años. Se recomienda marcar los árboles y hacer seguimiento", apunta.

En la fase vegetativa si aparecen síntomas, es indicativo de falta de actuación previa o entrada por heridas recientes. "De nuevo los cortes mínimo a 40 cm del tejido afectado desinfección inmediata del instrumental y la evaluación continua del árbol". Si la infección afecta al eje central, añade la ingeniera técnico agrícola, se debe eliminar el árbol por completo ya que no compensa económicamente salvarlo. "Tras daños de pedrisco o viento se recomienda actuar en las primeras veinticuatro horas con tratamientos cicatrizantes reduciendo así el riesgo de entrada de la bacteria".

El error más común

Entre los errores más comunes, está el cortar y dejar las ramas en la parcelas. "Esto favorece la diseminación de la bacteria y está prohibido por normativa. Los restos deben ser quemados y para ellos necesario tramitar un permiso de quema que varía en función de la época del año". En este sentido, Martínez recuerda que, "entre el 1 de julio del 31 de octubre se realiza la solicitud a través de la oficina electrónica ya que es temporada de alto riesgo de incendio. El resto del año se puede tramitar vía electrónica mediante la aplicación online del Gobierno de la Rioja. "En casos de grandes volúmenes o necesidad de varios días consecutivos se puede solicitar como quema extraordinaria por motivo de fuego bacteriano".

Parcelas abandonadas

Además, Martínez incide en que, "se deben comunicar las parcelas abandonadas de frutal de pepita a la sección de protección de cultivos para contactar con el propietario para que recupere el cultivo o bien proceda al arranque como exige la ley de sanidad vegetal. Las parcelas abandonadas con reservorios de inóculo son una amenaza directa para las fincas vecinas", explica.

En cuanto a los tratamientos fitosanitarios, en el protocolo se especifica que, "se harán con principios activos autorizados tanto en producción convencional como en ecológica".

Por último, la ingeniera resalta que, "es importante saber que aunque nuestra zona haya salido de zona protegida estamos obligados a cumplir el protocolo y la administración puede actuar de oficio"

Allende Martínez, asegura que este es un problema que no solo afecta a un agricultor individual si no es algo colectivo y por tanto es necesario una vigilancia actuación rápida y la responsabilidad por parte de todos.

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