¿Puede la inteligencia artificial acabar con el cambio de hora?

Logroño

El debate sobre el cambio de hora vuelve cada seis meses, pero los expertos coinciden en que hoy ya no tiene sentido mantenerlo. Así lo ha explicado en una entrevista en Radio Rioja Luis Manuel Cerdá Suárez, profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), quien sostiene que el ajuste horario “responde más a una inercia normativa que a una razón científica o energética”.

Cerdá recuerda que el cambio de hora se instauró hace décadas para aprovechar mejor la luz solar y reducir el consumo energético, pero que “en un contexto de automatización y sistemas inteligentes, ese supuesto ahorro ya no se produce”. “Hoy los algoritmos predicen el consumo, la inteligencia artificial optimiza la producción y la energía se gestiona en tiempo real”, explica.

Alinear los biorritmos con los algoritmos

Más allá de la energía, el profesor apunta que el impacto económico del cambio horario también es relevante. “En las semanas posteriores al cambio se reduce la productividad entre un 2 y un 4%, aumenta el absentismo y las visitas médicas por alteraciones del sueño”, señala. Mantener un horario fijo, añade, “mejoraría la conciliación y permitiría adaptar los turnos laborales a los biorritmos personales”.

Cerdá propone alinear “los biorritmos con los algoritmos”, una idea que, según explica, pasa por sustituir las políticas tradicionales de ahorro por sistemas inteligentes capaces de regular la luz o la temperatura según las condiciones ambientales. “Menos del 40% de los países del mundo cambian la hora. Europa debería plantearse de nuevo si tiene sentido mantenerlo”, subraya.

La iluminación ya no representa el principal consumo eléctrico

En esa misma línea, el profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de La Rioja, Alberto Falces, recuerda que el cambio de hora nació en el siglo XX para ahorrar energía reduciendo el uso de la iluminación, pero hoy ese objetivo “ha perdido todo sentido”. “La iluminación ya no representa el principal consumo eléctrico, y el uso de bombillas LED ha reducido notablemente su impacto”, afirma.

Falces explica que el consumo energético actual está marcado por factores muy distintos a los de hace cuarenta años: “Las grandes industrias electrointensivas, los centros de datos o los sistemas de inteligencia artificial funcionan las 24 horas del día, por lo que el cambio de hora apenas tiene efecto sobre el gasto energético”. Además, asegura que “los estudios más recientes demuestran que no se produce ningún ahorro apreciable”.

Y añade que la eliminación del cambio horario sería técnicamente posible, aunque reconoce que implicaría ajustes en multitud de sistemas automáticos que modifican la hora de forma sincronizada, como teléfonos móviles o software de gestión.

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