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Sociedad

La "generación sandwich": cuidan de sus hijos y, al mismo tiempo, atienden a sus padres dependientes

Este miércoles 29 de octubre se celebra el Día Internacional de los Cuidados

Rosa y Noelia, dos mujeres riojanas de la "generación sándwich": cuidan de sus hijos y, al mismo tiempo, atienden a sus padres dependientes.

Logroño

Este miércoles 29 de octubre se celebra el Día Internacional de los Cuidados. Cuatro de cada diez personas cuidadoras en La Rioja pertenecen a la llamada "generación sándwich": personas que atienden a sus padres mayores mientras cuidan también de sus hijos. Así lo refleja el Estudio del Observatorio Cinfa de los Cuidados, avalado por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

Testimonios

En Radio Rioja hemos hablado con Rosa y Noelia, dos mujeres riojanas que encarnan esa llamada "generación sándwich": cuidan de sus hijos y, al mismo tiempo, atienden a sus padres dependientes.

Rosa es madre de tres hijos. Uno de ellos tiene una discapacidad física e intelectual grave. Además, acompaña a sus padres, uno de ellos recientemente diagnosticado con Alzheimer. Explica que tuvo que dejar su trabajo para poder cuidar tanto a sus hijos como a sus padres. "He tenido que dejar de trabajar porque necesitaba mucho tiempo para estar con el niño y bueno, no podía atender al trabajo como tenía que atenderlo. Y luego, bueno, tengo, mis padres son ya de 76 años, tienen ambos, pero uno de ellos está recientemente diagnosticado con Alzheimer", dice.

Noelia, tiene dos hijos pequeños y un padre que también ha empezado a necesitar atención. Ella trabaja en ayuda a domicilio, así que conoce de cerca la realidad de muchas familias y habla también de los problemas económicos que surgen en la dependencia. "Aparte del sentimiento de culpa y el sentimiento de carga, la parte económica también está. Porque hay mucha falta y hay muchas cosas que lo tienes que hacer por parte privada y muchas familias no pueden hacerse cargo de eso.

Y reconocen que el mayor miedo es no tener tiempo para una misma. "Esa conciliación laboral que todos estamos creando y que queda muy bonita y está muy bien, pues es muy complicada porque, claro, ellos eran el apoyo y ahora se dificulta que uno de ellos es dependiente también. Se te junta todo: los niños que son pequeños y necesitan sus horarios, su uso escolar y demás, con la parte del dependiente y también su atención, llevarlos a sus médicos, diagnósticos...".

Rosa también dice que a veces la carga es emocionalmente muy difícil, pero que ha aprendido la importancia del autocuidado. "He requerido ayuda psicológica y afortunadamente a día de hoy me han enseñado recursos que puedo utilizar, que puedo manejar, mi autocuidado, me dedico tiempo, entre mi marido y yo intentamos, pues mientras que uno está con los hijos, el otro igual va al gimnasio, ese tipo de cosas que te hacen desconectar unos momentos para luego recobrar las energías y volver a tu vida cotidiana".

Ambas coinciden en algo: cuidar también significa acompañar, sostener… pero a menudo se hace en silencio. Por eso agradecen la existencia de asociaciones como AFA Rioja, que ayudan a las familias a comprender y a manejar la carga emocional del Alzheimer.

Datos del informe

Según el Estudio del Observatorio Cinfa de los Cuidados, avalado por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, y que hemos analizado con Alicia López de Ocariz.

Entrevista con la directora médica del Grupo Cinfa, Alicia López de Ocariz

El perfil más habitual en La Rioja es el de una mujer de 49 años, cuidadora principal de su familia, que dedica 21 horas semanales a esta labor. La mayoría atiende a padres o madres mayores de 81 años, y casi la mitad atiende a familiares con algún grado de dependencia.

Aunque 8 de cada 10 comparten los cuidados con otros familiares, un 16% se enfrenta en solitario a estas tareas. En la mitad de los casos, el apoyo viene de hermanos o hermanas, mientras que un 25% lo comparte con la pareja.

Tres de cada cuatro cuidadores reconocen que han tenido que renunciar a su tiempo personal, al ocio o incluso a cuidar su propia salud, para poder atender a quienes dependen de ellos.

Además, la incertidumbre sobre quién les reemplazará si no pueden cuidar a su familiar es la principal preocupación de más de un tercio de las personas encuestadas, mientras que otro 30% teme por el impacto de esta labor en su salud o duda de si lo está haciendo bien.

A pesar de los retos, el cuidado también genera emociones positivas: la satisfacción de atender a un ser querido y la tranquilidad de saber que está bien atendido son experiencias compartidas por la mitad de los cuidadores.

Muchos destacan además que esta labor les ha hecho más pacientes, empáticos y resilientes, y ha fortalecido los lazos familiares en más de la mitad de los casos.

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