Las claves del juicio por el crimen de violencia machista en Los Lirios: la convicción de la Policía contra la falta de pruebas

Logroño

Durante estas dos semanas de juicio ha habido más incógnitas que certezas sobre la mesa. El primer día, Fiscalía y defensa comenzaban exponiendo sus teorías. Por un lado, la acusación se explayaba en cómo el acusado se habría desplazado desde Gumiel de Mercado (Burgos), donde se encontraba con su hijo trabajando en la vendimia, hasta Logroño en la noche del 12 al 13 de octubre de 2020 para asesinar a su mujer. La defensa compartía el hecho de que a Mercedes la habían asesinado, pero insistía en que la Policía se había equivocado en su investigación defendiendo así la inocencia de su cliente. Ambos, por tanto, coincidían en algo: no había sido un suicidio, desmontando así la primera teoría establecida en este caso y por el que se retrasaron los procesos. Una teoría que, por cierto, comenzó divulgando el propio acusado cuando, según él, llegó a casa y descubrió a su mujer.

No hay pruebas que lo sitúen en la escena del crimen

Cuando forenses y demás expertos acuden a la escena del crimen no creen que se trate de un suicidio. Tiempo después se comienza a sospechar de su marido, pero no hay pruebas que lo sitúen en la casa de una a seis de la madrugada, que es el lapso de tiempo en el que, según los forenses, se produjo el asesinato. Según la policía, el acusado tenía el teléfono apagado, por lo tanto no se le podía geolocalizar, pero aseguran que Mercedes esa noche le esperaba a él: era la última llamada registrada en su teléfono y no había dejado las llaves puestas al irse a dormir. Eso, afirman con certeza, solo lo hacía si sabía que su marido aún tenía que llegar a casa.

Por su parte, el acusado se escuda en que esa noche se encontraba durmiendo en Gumiel de Mercado, en la misma casa que su hijo y que él se habría enterado en caso de que hubiera salido de casa. En cuanto al teléfono, asegura que no lo apagó y que simplemente no hay cobertura en esa residencia.

No hay huellas, pero sí ADN en la víctima

La otra clave reside en la disposición de la escena del crimen. La policía considera que el cuerpo estaba movido, el cuchillo perfectamente colocado al lado del cadáver y sin huellas y la habitación revuelta como si se hubiera intentado simular un robo.

La teoría que establecen los forenses es que una persona diestra atacó a Mercedes de forma sorpresiva por la espalda, causándole una herida de degüello y sucesivas puñaladas en el tórax. Para la acusación y la policía, esa persona fue su marido y acusado. Además, el jefe inspector señaló que por la investigación realizada podía confirmar que Mercedes era una mujer maltratada.

Si los hechos están probados o no, si el acusado es culpable o inocente, tendrá que decirlo el jurado popular. Fiscalía pide 22 años de cárcel y este viernes será el momento de los informes finales de las partes.

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