Los Torrestrella cierran los Sanfermines con una peligrosa carrera

Los Torrestrella protagonizaron hoy en Pamplona el último encierro de las fiestas de San Fermín de 2003, una carrera muy peligrosa larga y en la que la ventaja fue la entrada de menos mozos al recorrido que en días anteriores, especialmente, el fin de semana.

La ganadería de Torrestrella cumplió la previsión y su fama de peligrosa en la capital navarra, donde ha corrido en 18 ocasiones. Los seis toros, con cien kilos de diferencia entre el mayor y el menor, concluyeron en más de cuatro minutos, donde esta tarde serán lidiados por los diestros Antonio Ferrera, que ya toreó el día 7, por Francisco Marco, que estuvo en Pamplona el día 8, y por David Fandila

"El Fandi", que también toreó el 7.

La carrera fue tan larga por el retraso de uno de los toros, descolgado de la manda en la calle Estafeta, donde se paró en varias ocasiones y fue llevado muy poco a poco por los mozos hacia la plaza. En la entrada al callejón, se detuvo de nuevo, despistado, y otra vez los corredores, dándole distancia, lograron arrancarle lentamente hacia la arena de la monumental de Pamplona.

Según la primera información, dos corredores resultaron heridos por asta de toro en el encierro de esta mañana, por lo que las carreras de estos sanfermines se saldan con once mozos empitonados.

La manada corrió estirada la Cuesta de Santo Domingo, nada más salir del corral. El grupo se fue estirando, pero permitió a los mozos hacer carreras limpias y retirarse sin demasiados problemas. Al final de la cuesta, un toro abría la carrera y aunque fue mirando a su derecha durante un buen tramo, no se dirigió a los mozos.

Así llegaron los animales a la plaza del Ayuntamiento y a Mercaderes. En la curva de entrada a Estafeta, los toros entraron sin demasiada velocidad, pero en la caída quedaron dos mozos entre los animales; tres de ellos se adelantaron al resto y corrieron juntos hasta la plaza, permitiendo bonitas carreras y sin causar peligro.

Tras ellos, en Estafeta, corrió un cuarto toro, en solitario, que tampoco hizo demasiados derrotes y que no se paró pese a no estar acompañado, por lo que fue llevado por los corredores, que hoy disfrutaron de espacio y pudieron dar distancia a los Torrestrella.

Por detrás continuaron la carrera el resto de toros y los cabestros, salvo uno, que ya en la calle Estafeta se descolgó de la manada y fue el que más peligro produjo. El animal se quedó en la izquierda, empitonó a un mozo y cayó, quedando ya rezagado. Poco después empujó a otro que le rodeó y que por sus malas maneras, por no ponerse delante del toro, recibió el varazo de un pastor.

Así avanzó poco a poco hasta Telefónica, donde el animal se paró en varias ocasiones, distraído. Los momentos más difíciles llegaron en la entrada al callejón, donde cogió a dos corredores y estuvo mirando al vallado. Con mucha paciencia y distancia, el animal fue llevado por los corredores hasta la arena de la plaza.

El encierro hubiera durado algo más de dos minutos de no haber sido por este toro rezagado, que prolongó hasta los cuatro minutos y nueve segundos la carrera.