Francia reconoce la muerte de 3.000 personas por la ola de calor
Pompas Fúnebres Generales registró la semana pasada un aumento de la mortalidad del 37% en Francia y del 49% en la región parisina
El Ministerio francés de Sanidad cifra en 3.000 la cifra de muertes directa o indirectamente relacionadas con la ola de calor que está azotando el país, según informa el diario "Le Monde" en su edición de mañana viernes.
Otros cálculos estiman más de un millar de muertos, al tiempo que el Gobierno, muy criticado por su falta de previsión, ha puesto en marcha el "plan blanco" en París, activado sólo en caso de catástrofe y que permite movilizar todos los medios hospitalarios.
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El ministro de Sanidad, Jean-Francois Mattei, cuya dimisión han solicitado los Verdes por "respeto a las familias de las personas fallecidas", reconoció hoy que se trata de una "auténtica epidemia" y avanzó que las cifras de decesos "serán muy importantes".
Está previsto que el Instituto de Vigilancia Sanitaria haga públicas a partir del lunes próximo las primeras estadísticas oficiales de fallecidos directa o indirectamente por el calor, cuya "amplitud puede sorprender", advirtió Mattei, quien insistió en que no ha habido negligencia por parte del Gobierno.
Sin querer minimizar las dramáticas consecuencias de la ola de calor, Mattei extrapoló esta situación con la epidemia de gripe, que todos los años causa unos 5.000 muertos en Francia, pese a las campañas de vacunación.
Para tratar de frenar las críticas contra el Ejecutivo, al que los socialistas acusan de ni siquiera haber creado una célula de crisis, pese a la alerta lanzada hace una semana por meteorólogos y médicos, el primer ministro en persona, Jean-Pierre Raffarin, ordenó ayer la activación del "plan blanco" en París y su región.
Este dispositivo, elaborado para hacer frente a epidemias, atentados o accidentes nucleares, permite movilizar medios suplementarios en los hospitales, de transporte y de personal.
Esta medida, que algunos tildan de "tardía" e "insuficiente", ha sorprendido a propios y extraños, pues se produjo un día después de que el mismo Raffarin saliese, por primera vez a la arena pública desde su reposo estival en el sureste de Francia, para minimizar la amplitud de los decesos debidos a la canícula.
Raffarin, que calificó entonces de "polémicas partidarias" las criticas de los médicos de los servicios de urgencias sobre la ausencia de un dispositivo gubernamental, también ha autorizado a los camiones que transporten comida para ganado, agua potable, líquidos no alcoholizados embotellados y grupos electrógenos a que circulen excepcionalmente en los fines de semana de agosto.
LAS TEMPERATURAS PUEDEN BAJAR
Pese a que la canícula parece que va a dejar respirar, al menos durante este fin de semana, al norte de Francia, donde, según las previsiones, las temperaturas pueden bajar bruscamente hasta 20 grados, el calor seguirá azotando el sur de país.
Los cálculos extraoficiales elaborados por la prensa francesa, en base a los datos facilitados por fuentes médicas, fúnebres y policiales, oscilan entre más de un millar y más de 2000.
La única cifra oficial facilitada hasta la fecha la ofreció la directora general de los hospitales públicos de París, Rose-Marie Van Lerberghe, quien calculó "en poco más de un centenar" el número de decesos por el calor en París desde el viernes hasta ayer.
El presidente de la Coordinación médica hospitalaria (CMH), Francois Aubart, cree, por su parte, que los muertos por "el síndrome de hipertermia maligna" se elevan a "varios centenares" en Francia, y advirtió que ese cálculo no incluye a los fallecidos en las residencias de ancianos.
"Centenares de personas han muerto por la canícula. Es una auténtica hecatombe", dijo Mohamend Douhane, uno de los responsables del sindicato policial Synergie, mayoritario en la capital.
AUMENTO DE LA MORTALIDAD
Pompas Fúnebres Generales (PFG) registró la semana pasada un aumento de la mortalidad del 37% en Francia y del 49% en la región parisina, respecto al mismo periodo de 2002.
Entre los días 4 y el 10 de este mes esta funeraria, que reivindica un cuarto del mercado, se ocupó de 3.225 personas fallecidas, cuando en el mismo periodo del año pasado registraron 2.300 decesos, lo que supone un aumento de 867 fallecidos.
Este desbordamiento fue confirmado por los servicios funerarios de París, que calificaron la situación de "casi de crisis", ante la cual la Dirección general de la Salud adoptó medidas urgentes, como mantener más tiempo abiertos los cementerios para acelerar las inhumaciones o poner a disposición de las empresas de pompas fúnebres el Instituto Forense de París, cuyas 400 plazas ya están ocupadas y se han abierto otras 200 en un anexo.
Ante esta situación excepcional, las pompas fúnebres han instalado tiendas de campaña refrigeradas para conservar los cadáveres en los departamentos de Essone y Val-de-Marne, a las afueras de París.
El alcalde de la capital, Bertrand Delanoe, ha autorizado que se efectúen entierros mañana, pese a ser festivo, mientras que en algunos departamentos las autoridades han dado luz verde a que se amplíe hasta 10 días el plazo legal para los entierros, que oscila entre 48 horas a seis días.
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