Francia, en alerta máxima sanitaria por la ola de calor
Una estimación del gobierno cifra en 3.000 los muertos por la subida de las temperaturas
Francia se encuentra en estado de alerta máxima sanitaria en este largo fin de semana del puente del 15 de agosto debido a la mortal ola de calor que ha provocado unos 3.000 muertos, según una primera estimación oficial y aún provisional.
Los termómetros comienzan a bajar en el norte de Francia, pero los efectos nocivos de la hipertermia en el organismo humano, especialmente en los ancianos y personas debilitadas, se dejan sentir a largo plazo y, por ello, se prevé que la afluencia masiva a los servicios de urgencias se mantenga en los próximos días.
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Acusado de falta de reflejos y de reacción, el Gobierno dio ayer luz verde a los prefectos para que activen el "plan blanco" sanitario en los departamentos que sea necesario, once días después del comienzo de la excepcional canícula.
Este dispositivo de crisis, elaborado para hacer frente a epidemias, atentados o accidentes nucleares, permite movilizar medios suplementarios en los hospitales, de transporte y de personal, que en buena parte está de vacaciones.
Las autoridades decretaron el "estado de alerta máxima" porque la "crisis no ha pasado", ya que la anunciada bajada de temperaturas en casi todo el país, salvo en el sur, puede dar un giro en cualquier momento, dijo el ministro de Sanidad, Jean-Francois Mattei.
Con la conciencia tranquila, pues no tiene "nada" que reprocharse ni que lamentar, según sus propias palabras, Mattei no tiene intención de dimitir, como le han exigido los Verdes por "respeto a las familias de las víctimas".
Pese a que él mismo no había dudado en calificar la situación de "epidemia", el ministro matizó la cifra provisional de 3.000 muertos facilitada por la Dirección General de la Salud.
Según Mattei, el calor puede haber provocado "entre 1.500 y 3.000 decesos", lo que supone que la mortalidad sería superior en un "30 a un 50 por ciento" a la registrada en el mismo periodo de 2002.
Algunos médicos de urgencias han llegado a considerar la posibilidad de que el número final de fallecidos pueda llegar a los 100.000.
Los sindicatos calculan que la crisis de los hospitales ligada a la canícula pone de relieve los efectos nefastos de la política de reducción de presupuestos sanitarios aplicada en los últimos 20 años, así como los proyectos de reforma de la seguridad social.




