Mueren 21 personas en la explosión de un cohete espacial en Brasil

Los fallecidos, según el organismo que gestiona la base aeroespacial, son 21. Murieron a consecuencia de la explosión de un cohete lanzador de satélites en el Centro de Lanzamiento de Alcántara, en el estado de Maranhao (noreste), según informó el Ministerio de Defensa.

El ambicioso programa espacial brasileño se cruzó con la tragedia cuando al menos 16 personas murieron ayer a causa de la explosión de un cohete que iba a poner en órbita dos satélites desde la Base de Alcántara.

El fatídico accidente ocurrió cuando técnicos del Centro de Tecnología de Aeronáutica trabajaban en la plataforma preparando el lanzamiento del cohete, previsto para el próximo lunes.

Según el ministro de Defensa, José Viegas, el cohete que debía llevar al espacio dos satélites de telecomunicaciones de fabricación nacional estalló cuando uno de sus cuatro motores hizo ignición por causas aún no determinadas. Fuentes de la Base de Alcántara, a la que la prensa tenía el acceso vetado desde hace varias días, dijeron a medios locales que la explosión "fue terrible".

CUERPOS CALCINADOS

El ministro de Defensa lo confirmó al admitir que los cuerpos de los muertos quedaron en tales condiciones que sólo será posible identificarlos por descarte, tras hacer un "recuento del personal" de la base.

Viegas dijo también que sólo entonces será posible precisar el número de víctimas, que, según admitió, puede incluso ser mayor.

El accidente fue el primero de gran magnitud desde que, el 2 de febrero de 1990, se inauguró la Base de Alcántara en el estado de Maranhao (norte) y Brasil entró formalmente en la carrera espacial, con más ambiciones que medios.

TERCER FRACASO ESPACIAL

Este no fue el primer tropiezo en las intenciones de Brasil de unirse a China, Estados Unidos, Francia, India, Israel, Japón, Rusia y Ucrania, únicas naciones capaces de llegar al espacio por sus propios medios y que acaparan un mercado de unos 45.000 millones de dólares anuales.

Antes del accidente ocurrido este viernes, el programa conocido como "Vehículo Lanzador de Satélites" (VLS) había conocido otros dos fracasos, pero sin víctimas.

El primero fue en 1997, cuando el prototipo inaugural del programa debió ser destruido en el aire, apenas 65 segundos después de su lanzamiento, por problemas técnicos que le desviaron de su curso. Dos años después, el segundo VLS ni siquiera logró despegar del suelo.

El cohete VLS-1 que explotó el viernes había sido desarrollado en el país a un coste de 6,5 millones de dólares. Los expertos aseguran que tenía capacidad para cargar satélites de hasta 300 kilos y colocarlos en órbitas de hasta 1.000 kilómetros de altitud. A pesar de la tragedia, el gobierno brasileño ratificó que no abandonará la carrera espacial.

"Así como rinde homenaje a las víctimas, el gobierno reafirma su disposición a mantener el esfuerzo de dotar al país de una tecnología de punta", dijo Andre Singer, portavoz del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, después del accidente.

La Base de Alcántara, corazón del programa espacial brasileño, está en una península frente a Sao Luis, capital de Maranhao, de la que la separa la Bahía de San Marcos. Su construcción comenzó en 1987, con un presupuesto de 115 millones de dólares.

Está situada a unos 2.000 kilómetros al noreste de Brasilia y a 2,3 grados al sur del ecuador, lo que permite aprovechar al máximo la rotación de la Tierra.

Según expertos, es un lugar privilegiado para el lanzamiento de cohetes, pues por su cercanía al ecuador los ingenios necesitan menos combustible para ponerse en órbita.

En el mismo momento en que se produjo el accidente, el presidente de la Agencia Espacial Brasileña, Luiz Bevilacqua, explicaba en rueda de prensa los detalles de un acuerdo de asociación con Ucrania. Ambos países negocian los últimos detalles de un convenio tecnológico y de cooperación que permitirá a ese país, heredero de

parte de la tecnología espacial de la antigua Unión Soviética, usar las instalaciones de Alcántara para sus lanzamientos.

El director de la Agencia Espacial Ucraniana, Valeriy Komarov, que estaba junto a Bevilacqua, lamentó el accidente, pero aclaró que "no impedirá que la sociedad con Brasil continúe".