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Simulacro de ataque con armas químicas en el metro de Londres

Según las autoridades, este experimento no responde a ninguna amenaza específica

Un simulacro sin precedentes de un ataque terrorista con armas químicas en el metro de Londres ha puesto este domingo a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de emergencia londinenses, frente a una hipotética amenaza de esta naturaleza.

En un escenario que emulaba el atentado con gas sarín en el metro de Tokio, que en 1995 mató a 12 personas e hirió a más de 5.000, cientos de policías y miembros de los servicios de emergencia fueron movilizados para combatir esta amenaza ficticia.

Un oficial de policía declaró que "todo ha salido de acuerdo con los planes y parece que los equipos se han desplegado bien".

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La operación contó con la presencia del ministro de Transportes, Alistair Darling, el secretario de Estado para Londres, Nick Raynsford, la secretaria de Estado de Interior, Beverley Hughes, y el alcalde de Londres, Ken Livingstone.

Por su parte, el ministro Darling señaló: "Hemos tratado de hacer que este simulacro fuera lo más realista posible" y añadió: "Tenemos que estar preparados, no sabemos qué pasará o cuándo pasará, ni siquiera sabemos si pasará".

En el simulacro no se utilizaron agentes químicos reales, ni participaron civiles, sino que cadetes de la policía hicieron el papel de víctimas.

El lugar elegido fue la estación de metro de Bank, en pleno distrito financiero de Londres y donde confluyen 5 líneas de metro, además de la conexión ferroviaria con el complejo de oficinas que rodea a la torre de Canary Wharf.

Cerca de 162.000 pasajeros pasan diariamente por la estación de metro de Bank y más de 350.000 personas trabajan en la zona, que con motivo de esta operación se dividió en dos partes.

Se denominó "zona caliente" a los inmediatos alrededores de la estación; mientras que la "zona cálida", situada a contra viento para evitar que el aire trasladara hasta allí los agentes nocivos, es donde se colocaron los dispositivos de descontaminación que, antes de nada, comprobaron el tipo de sustancia que desató la emergencia.

El supuesto ataque afectó concretamente a la línea de metro Waterloo & City, que conecta directamente Bank con la estación de tren de Waterloo.

La simulación comienza cuando el conductor de un convoy del metro informa del ataque y detiene el tren en el túnel, a unos 46 metros de la estación de Bank.

Policías, bomberos y varias ambulancias se desplazaron hasta la zona, vestían trajes y máscaras especiales para protegerse de la acción de agentes químicos y manejaban novedosos equipos de descontaminación.

Algunas de las víctimas salieron del metro por su propio pie, y se procedió a la evacuación del resto -finalmente se decidió que fueran maniquíes de piedra- en unas camillas de nueva creación, más ligeras y hechas de aluminio.

Según iban saliendo del metro, se hacía entrega a los aturdidos pasajeros de un folleto con dibujos explicativos de las 16 etapas del proceso de descontaminación.

Estas indicaciones explicaban que los afectados deben llevar puesta una máscara especial; que sus ropas, supuestamente contaminadas, deben ser cortadas, para evitar que se las saquen por la cabeza; y que éstas, junto a sus efectos personales, han de ser metidos en bolsas de plástico.

Las víctimas fueron desplazadas hasta el cercano University College Hospital, que permaneció tres horas cerrado y cuyo personal del departamento de Accidentes y Emergencias participó en el experimento y trabajó con equipos de respiración asistida.

Llevó 15 minutos a los agentes de policía y al personal del hospital -con dificultades de movilidad por los trajes especiales, las botas de goma, los guantes y mascarillas que llevaban- levantar dos carpas donde descontaminar a los afectados y habilitar dos cuartos para que se cambiasen de ropa.

Se diferenciaron dos clases de víctimas, los declarados "limpios", que fueron atendidos en el lugar de los hechos y que ya fueron descontaminados; y los que abandonaron el escenario porque creían sentirse bien, pero que después decidieron acudir al hospital al empezar a encontrarse mal.

Estos últimos fueron fotografiados e identificados, para comprobar que no se trataba de terroristas, y se les sometió allí al proceso completo de descontaminación.

Para poder llevar a cabo este simulacro, las calles adyacentes a Bank han permanecido acordonadas durante todo el día, y el metro, que ha funcionado normalmente, no ha hecho esta parada durante las horas que duró el experimento, que finalizó a las 6 de la tarde.

Según las autoridades, este experimento no responde a ninguna amenaza específica, sino que ha servido para conocer la capacidad de respuesta de la policía, bomberos y servicio de ambulancias, y también probar nuevos equipos de descontaminación.

 

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