Un Sean Penn independiente y humilde recibe el Premio Donostia
El actor norteamericano Sean Penn se convirtió anoche en el Premio Donostia más joven de la historia de estos galardones que concede el Festival de San Sebastián mostrando una humildad y una actitud distendida con la que hacía honor al calificativo de "el último rebelde del cine".
Tras la proyección de un largo vídeo en el que se recogían algunos de los mejores momentos interpretativos de este actor -nominado en tres ocasiones a los Oscar y ganador del premio de interpretación de los festivales de Cannes, Berlín y Venecia-, en cuya última edición recibió su segunda copa Volpi-, un Sean Penn embutido en un impecable traje oscuro de Armani salió al escenario
del Kursaal.
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"Aquí me ven, delante de ustedes, vestido de Armani, cuando hace dos horas estaba en la camilla de masaje, en ropa interior, con pequeñas flores azules. La verdad, es bastante denigrante como situación y ahora me veo aquí como si solo llevara esos calzoncillos", dijo el actor, que recibió el Premio Donostia de manos de su amigo, el pintor y cineasta Julián Schnabel.
"Me han dicho que soy el más joven que ha recibido este premio. Es bueno que te lo den al principio de tu carrera. `Lo que habría dado de sí George W. Bush si hubiese ganado el Premio Nobel de la Paz a los diez años!", prosiguió un Sean Penn que se volvió a mostrar combativo con un Gobierno que intentó acallar su radical postura pacifista frente a la guerra de Irak.
"Con el aliento de todos vosotros voy a intentar mejorar las cosas. Conozco a mi país y sè que es mejor", concluyó el actor, a quien su amigo Schnabel había presentado como "un hombre moral, padre, hijo, hermano y americano. Tambièn ciudadano del mundo que lucha por los derechos de los demás. Un hombre que se empeña en mostrarnos el dolor de lo que significa ser un ser humano".
Schnabel comenzó su discurso explicando que no había tiempo suficiente para mostrar los logros de Sean Penn, para, a continuación, añadir: "èl marca la pauta de lo mejor de los mejores, todos los que están en la categoría de los mejores estarán de acuerdo conmigo".
Fue una ceremonia breve, con un Sean Penn distendido, hablando con la mano en el bolsillo como si estuviera de charla y repitiendo su agradecimiento ante un público puesto en pie y que le homenajeó con una prolongadísima ovación".