Una mujer burla las medidas de seguridad del Palacio de Buckingham para protestar contra Bush
Londres se convierte en una fortaleza ante la primera visita de un presidente de EEUU en cien años
Londres
Bush llegará a Londres el martes en la primera visita de Estado de un presidente de EEUU desde la de Thomas Woodrow Wilson en 1918. Sin embargo, el dirigente estadounidense se topará en las calles de Londres y otras ciudades de Gran Bretaña con un ambiente hostil por la guerra contra Irak y sus políticas medioambientales y económicas. El lunes por la noche una mujer ha burlado el fuerte dispositivo de seguridad para protestar contra él en el Palacio de Buckingham.
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Lindis Percy escaló la valla de seis metros que circunda la residencia oficial de la reina Isabel II y colgó una bandera estadounidense en la que se leía "Isabel Windsor y compañía: El (Bush) no es bienvenido". Tras dos horas encaramada a la verja, la manifestante accedió a bajar y fue introducida en un furgón de la Policía, que ha desplegado 14.000 agentes en Londres para proteger a Bush, quien llega mañana martes.
La peripecia de esta mujer es la primera manifestación contra la visita de Bush, aunque no será la última, dado que la llamada "Coalición Parad la Guerra", creada a raíz del ataque anglo-norteamericano contra Irak, ha convocado numerosas protestas. Esta organización, integrada por diversos grupos pacifistas, tiene previsto llevar a cabo numerosos actos para dejarle claro al mandatario norteamericano que "no es bienvenido" en este país.
Con una agenda apretada, el inquilino de la Casa Blanca, que viajará acompañado de su esposa, Laura Bush, llegará el martes por la noche a Londres, donde le recibirá -alfombra roja de por medio- Carlos de Inglaterra, príncipe de Gales y heredero a la Corona. El miércoles, Bush acudirá a una ceremonia de bienvenida de la reina Isabel II en el palacio de Buckingham, donde será saludado por el jefe de la oposición, el conservador Michael Howard, y el líder liberal-demócrata (tercer partido del país), Charles Kennedy.
GRAN MANIFESTACIÓN EL PRÓXIMO JUEVES
El día más embarazoso, no sólo para Bush, sino también para su más fiel aliado, el primer ministro británico, Tony Blair, promete ser el jueves. Ese día el presidente de EEUU almorzará con Blair en Downing Street, entre otros compromisos oficiales, para abandonar el Reino Unido el viernes por la mañana.
Los movimientos antibelicistas aprovecharán esta jornada para celebrar una marcha multitudinaria. Ésta pretende recordar al presidente que "su política exterior ha provocado un conflicto en Irak que ha costado muchas vidas y al que la mayoría de los británicos se ha opuesto". Con 6.000 pancartas en las que se leerán consignas como "Aviso: Un criminal de guerra anda suelto en el Reino Unido", la marcha antibélica transcurrirá por el centro de la capital para desembocar en la conocida plaza de Trafalgar.
Cientos de autobuses se han reservado en Inglaterra, Escocia y Gales para facilitar la asistencia de los activistas a la manifestación, en la que confluirán sindicalistas, asociaciones islámicas, ecologistas, pacifistas y políticos de izquierda.
LONDRES SE CONVIERTE EN UNA FORTALEZA
Scotland Yard, la policía metropolitana de Londres, ha diseñado un dispositivo "sin precedentes" para proteger al presidente estadounidense, según indicó el comisario jefe, John Stevens. Unos 5.000 agentes y todas las unidades armadas de Scotland Yard
se han puesto a disposición de Bush, quien también estará custodiado por 700 efectivos de los servicios secretos de Estados Unidos.
La policía quiere evitar a toda costa cualquier brote de violencia de los manifestantes, así como un atentado terrorista, inquietud ésta acentuada después de que el Reino Unido elevará su nivel de alerta ante un posible atentado de la red Al Qaeda.