Filipinas restaura la pena de muerte
Mil presos esperan en el corredor de la muerte
La pena de muerte vuelve a funcionar en Filipinas, después de que la presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, levantase este viernes la suspensión indefinida de esa medida. Con ello quiere combatir la oleada de secuestros que sufre el país.
La presidenta explicó que tomó la decisión presionada por "las extraordinarias circunstancias" y en consideración del interés general, por encima de sus valores personales.
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"Por mucho que por principios morales sea contraria a quitar la vida de un ser humano de esta manera, un Jefe de Estado debe ceder a un interés más alto, el de la población, cuando lo dictan circunstancias extraordinarias", dijo Macapagal Arroyo, según el comunicado de prensa difundido por la Oficina de la Presidencia.
"El dolor de las víctimas de crímenes atroces se ha extendido por todos los estamentos de la sociedad y no puedo darles la espalda a los que gritan por una venganza justa en el marco de la Ley", argumentó. "Espero la comprensión de los que no compartan mi decisión, pero ha llegado el momento de defender a la población", concluyó.
UN MILLAR DE REOS EN EL CORREDOR DE LA MUERTE
El millar de reos encarcelados en los corredores de la muerte de las penitenciarías filipinas serán los primeros afectados por esta medida presidencial.
Fue precisamente Macapagal Arroyo quien decidió que dejara de aplicarse por tiempo indefinido la pena capital en octubre del 2002, mientras el Legislativo debatía una ley para abolir esta práctica. La jefa de Estado aún se resistía la semana pasada a restablecer las ejecuciones judiciales, pese a la creciente presión.
La acaudalada comunidad chino-filipina, la más golpeada por las bandas de secuestradores, se pronunció a finales del mes pasado a favor de endurecer los castigos contra los secuestradores y, el 28 de noviembre la Cámara de Comercio e Industria de Filipinas hacía un llamamiento a la Presidencia en este sentido. El empresariado filipino está convencido de que muchos delincuentes y secuestradores cesarán sus fechorías si les va la vida en ello.
82 DENUNCIAS DE SECUESTROS
Las autoridades reconocen que este año el número de secuestros ha alcanzado proporciones alarmantes, aunque sólo se han denunciado 82 casos a la Policía. El Movimiento para el Restablecimiento de la Paz y el Orden tiene contabilizado más del doble (165).
Prueba de la gravedad de este problema es que el propio Gobierno del Reino Unido difundió esta semana un aviso a sus nacionales en Filipinas para que estén "vigilantes" cuando se encuentren en lugares públicos.
Los tres últimos secuestros conocidos en Manila corresponden a miembros de la comunidad de origen chino: un niño de dos años, una chica de diez y la ejecutiva de finanzas de la empresa Coca-Cola Betti Sy Chua, de 32 años.
La suerte de cada una de esas tres víctimas ha sido diferente: el niño fue secuestrado el 2 de diciembre y aún permanece en manos de sus captores, la chica Gellina Dy recuperó la libertad el miércoles pasado después de que sus padres pagasen su rescate y Sy fue asesinada el 17 de noviembre por sus secuestradores.
El Movimiento para el Restablecimiento de la Paz y el Orden dice que los secuestros se han convertido en un negocio lucrativo que aporta una media de 65.000 dólares (53.835 euros) por cada rehén, una fortuna en un país donde el sueldo mensual de un maestro no alcanza los 200 dólares (9.900 pesos).
La presidenta filipina se reunió el jueves con gobernadores, alcaldes y representantes del sector empresarial, la comunidad chino-filipina y los cuerpos de seguridad, y destacó la necesidad de que el Gobierno demuestre su determinación y capacidad para detener esta amenaza. Macapagal Arroyo, que prometió la víspera "unas Navidades sin secuestros", hoy puso a funcionar la pena de muerte.
