Un discapacitado lleva 37 días en huelga para exigir un ascensor
Vive en una cuarta planta y un vecino se niega a ceder seis metros cuadrados para la instalación
Acaban unas Navidades muy singulares para un minusválido de Valladolid. Se llama Américo Rodrigues, lleva 37 días en huelga de hambre y tres meses de encierro voluntario a la espera de un ascensor que le permita salir y entrar de su casa: vive en la cuarta planta de un edificio en el que además habitan otras cinco personas con problemas de movilidad.
Rodrígues, y la mayoría de los vecinos del edificio en el que vive, reclama desde hace seis años la instalación de un ascensor en el patio del inmueble. Hasta ahora no ha sido posible porque el propietario de un local ubicado en ese patio se niega a vender seis metros cuadrados, superficie suficiente para la instalación del aparato.
En los últimos días, el Grupo Socialista en las Cortes de Castilla y León ha presentado una proposición para que se modifique la Ley de Barreras Arquitectónicas y que en este tipo de conflictos civiles los ayuntamientos puedan ejecutar una expropiación.
"Lo mismo que se expropia suelo para hacer carreteras o ferrocarriles es perfectamente razonable que se pueda expropiar para acabar con barreras arquitectónicas, siempre que esté justificado y se cuente con los informes técnicos preceptivos", asegura Jorge Félix Alonso, parlamentario autonómico socialista.
