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Cebrián denuncia en su nuevo libro que hay quien ha convertido la democracia en una ideología por la que es capaz de matar

"Bush y Aznar son demócratas en el sentido de que llegan al poder por las vías democráticas, pero sus emociones no lo son y utilizan la democracia en función de su poder y son capaces de vulnerarla allá donde pueden" "Ha vuelto el rencor, el odio, la envidia, ese o conmigo con contra mí se ha enseñoreado de la vida política española. Estamos en políticas frentistas por doquier: frentismo en el País Vasco, frentismo creciente en los medios de comunicación... Y de ellas se sale tratando de aplicar la razón y el diálogo"

En declaraciones a Hoy por Hoy, Juan Luis Cebrián, ha presentado su libro "El fundamentalismo democrático" , que ha calificado de "ensayo, una especie de largo artículo" y se ha referido a la situación política actual: "hay un momento difícil en el mundo en general, lo de Carod en ese sentido sería una anécdota dentro de lo que sucede. Creo que hay una falta de liderazgo político mundial, un aumento de las mentiras y de las corrupciones políticas, una decepción respecto de la democracia en los países emergentes, en América Latina, Africa, Asia, una desunión de Europa muy fuerte, y una crisis en el Cercano Oriente y en Asia Central con la guerra de Irak verdaderamente formidable".

Sobre el concepto de fundamentalismo democrático, Cebrián señala "que es una contradicción en sus términos porque la democracia procede de lal luces de la Ilustración y de las raíces burguesas del XIX. La democracia tal como la conocemos es una creación de los servidores de la razón, del laicismo, estaba contra los regímenes absolutistas y contra la teocracia. Y el fundamentalismo es un integrismo fundamentalmente religioso. Pero hay quien ha convertido la democracia, que es un método de convivencia y de gobierno, en una ideología y en nombre de esa ideología, so pretexto de defenderla o propagarla, es capaz de matar, como hemos visto en Irak y de llevar a cabo acciones verdaderamente monstruosas. En nombre de la democracia se están conculando los derechos humanos a los presos de Guantánamo, por ejemplo".

En ese sentido, Cebrián sostiene que son fundamentalistas democráticos Bush o Aznar: "son demócratas en el sentido de que llegan al poder por las vías democráticas y están limitados por las instituciones democráticas, pero sus emociones no lo son y utilizan la democracia en función de su poder y son capaces de vulnerarla allá donde pueden. Hemos oído decir al presidente Aznar lo que tienen que hacer los buenos españoles. Este apoderamiento muy populista del espíritu de una colectividad que trata de halagar además los sentimientos más primarios de esa colectividad forma parte de esa deriva integrista reaccionaria que está viviendo el mundo en este momento".

Cebrián ha reconocido además su inquietud por la tendencia a la división en España: "los que hemos vivido la Transición llegamos a pensar que por fin habíamos encontrado la faz de esa España que nos habían hurtado, una España que habían sido siempre dos y que había estado siempre enfrentada, y últimamente la España profunda, la divisoria, la de los buenos y malos, la de los del centro y la periferia parece que se ha despertado, pero no ella sola, la han despertado por lujuria del poder aquellos que tratan de llegar al poder de cualquier manera y de mantenerse en él de cualquier forma".

Cebrián ha añadido: "se habla de crispación, pero no es algo que se produzca porque sí, sino porque ha vuelto el rencor, el odio, la envidia, esos demonios familiares de los españoles que parecían enterrados. Ese o conmigo con contra mí se ha enseñoreado de la vida política española últimamente. Estamos en políticas frentistas por doquier: frentismo en el País Vasco, frentismo creciente en los medios de comunicación. Son formas de odio y de rencor de las que se sale tratando de aplicar la razón y el diálogo. Esta frase ahora tan manoseada de hablando se entiende la gente que dijo el Rey al presidente del Parlamento Catalán sigue siendo válida".

Cebrián se ha referido también a otras cuestiones de actualidad como las propuestas de reforma de la Constitución: "falta todavía mucha educación democrática en un país que tiene un sistema tan joven. Esta estupidez de que la Constitución no se puede cambiar o no se debe cambiar... cuando lo propio de las Constituciones es su capacidad de reforma, de discutir sobre ellas, esta barbaridad de suponer que un gobierno elegido por los votantes no puede ser debatido en el Parlamento, cualquiera que sea la propuesta.

Otra cosa es que la propuesta sea un despropósito, como es el Plan Ibarretxe, pero hablar y debatir es necesario en cualquier democracia".

Juan Luis Cebrián propone repensar la democracia: "volver a descubrir sus orígenes, ser más humilde, la democracia tiene que anclarse en eso que llamo la democracia de la duda. Tratar de buscar la convivencia entre las gentes desde el planteamiento de las preguntas, no desde el establecimiento de respuestas inmediatas dudas. En este país ha habido un gran retroceso en eso, han aumentado las certezas políticas por parte del poder, nos han puesto a todos a estudiar la religión católica en las escuelas cuando antes se hablaba de si la Iglesia tiene derecho o no a decir estas cosas que ha dicho sobre la revolución sexual y la violencia de género... tiene todo el derecho, lo que pasa es que se nos olvida que eso que ha dicho la Iglesia ahora se enseña en los colegios públicos como asignatura oficial y curricular para Bachillerato y entonces el tema es más complicado".

Cebrián no pediría a los partidos políticos más reponsabilidades que al resto de las instituciones: "no es un problema de políticos simpáticos o antipáticos, es problema de que no mientan, corrompan, no abusen, es un problema de concepción del poder y creo que hay que ser optimistas porque la democracia tiene su propio sistema de regeneración. Cebrián también ha señalado que: "no todos los medios de comunicación son iguales, no todos los periódicos ni grupos de comunicación son iguales. Hay periódicos que fomentan ese fundamentalismo, ese mesianismo, en función de intereses a veces no confesados. Hay periódicos que invitan a la reflexión y al diálogo. Tampoco todas las televisiones son iguales ni todos los programas de todas las televisiones. Por tanto, hay que hacer un llamamiento a los responsables, a los periodistas, a los comunicadores, a los empresarios para que sean conscientes del papel social que ejercen".

 

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