La derecha francesa aguarda la decisión de Juppè tras su condena

A la espera de la decisión de Alain Juppè sobre si deja o no la política tras su condena judicial, la derecha baraja con inquietud distintos escenarios, mientras se ha abierto una investigación sobre las supuestas presiones ejercidas contra los jueces.

Arropado por cientos de partidarios y colaboradores, el presidente del partido gobernante, UMP, dijo ayer en su feudo de Burdeos (suroeste), donde es primer edil, que es "respetuoso" con la Justicia y que desvelará su decisión el martes por la noche.

El también diputado y ex primer ministro (1995-1997) rompió el silencio que observaba desde que el viernes, tras la sentencia del Tribunal de Nanterre, vio tambalearse su mundo y el guión del presidente, Jacques Chirac, para su sucesión en el Elíseo. Esa sentencia condenaba a Juppe por la financiación ilegal del RPR, predecesor y espina dorsal de la UMP.

Juppè, de 58 años, había dicho hace unas semanas que dejaría la política si recibía una condena "infamante", calificativo que no se sabe si aplica a la pena de 18 meses de prisión sin cumplimiento y a los diez años de inhabilitación para ocupar cargos públicos, dictados por los jueces de Nanterre.

Chirac, que también rompió hoy su silencio sobre el castigo infligido al que hace diez años escogiera como "delfín" y como "el mejor de nosotros", le expresó su "amistad, estima y respeto" y dijo que respetará su decisión, si bien le instó a no tirar la toalla.

"Francia necesita a hombres" de "calidad excepcional" como Juppè, dijo Chirac, quien se salvó del banquillo de los acusados en Nanterre gracias a su inmunidad como jefe de Estado y que terminará cuando deje el Elíseo.

Aún en el caso de que Juppè optara por aguantar -su abogado dijo el mismo viernes que apelaría contra la "injusta" condena-, su mantenimiento al frente de la UMP podría ser políticamente costoso para el partido, a menos de dos meses de las elecciones regionales.

Se le podría brindar una salida "por lo alto" -con una despedida amistosa ante los militantes reunidos el próximo fin de semana para el lanzamiento de la campaña de las Regionales-, y tratar de disuadir al ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, que ambiciona suceder a Chirac en el Elíseo en los comicios de 2007, de que trate de hacerse rápidamente con la jefatura de la UMP.