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Intermón denuncia que El Corte Inglés, Mango, Zara y Cortefiel fomentan la explotación laboral

"Moda que aprieta" y "Más por menos" son los dos informes presentados hoy en Madrid

Intermón Oxfam señala en dos informes publicados hoy que Induyco/El Corte Inglés, Inditex, Cortefiel y Mango son empresas textiles que "exprimen" a los trabajadores en países en vías de desarrollo. Intermón afirma que las tres últimas han aceptado hablar sobre responsabilidad social corporativa (RSC). Induyco se muestra más reticente.

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"Moda que aprieta" y "Más por menos" son los dos informes presentados hoy en Madrid por Intermón, al término de dos años de trabajo en una docena de países donde, a través de entrevistas con cientos de trabajadoras, han podido establecer por primera vez la clara relación que existe entre el modelo de producción globalizado, donde se priman la reducción de costes, la flexibilidad y los plazos de entrega cortos, y la explotación de los trabajadores.

En Chile, el 75 por ciento de las trabajadoras del sector agrícola tiene contratos temporales, con jornadas de 60 horas semanales, y una de cada tres gana menos del salario mínimo; en Bangladesh, menos de la mitad de las empleadas del textil tienen contrato y la mayoría ni siquiera tienen bajas de maternidad o cobertura sanitaria; en Guangdong (China), una de las zonas industriales de mayor crecimiento del mundo, los más jóvenes hacen más de 150 horas extras al mes.

La precariedad en los proveedores se origina en las sedes centrales: hace tres años, una fábrica de confección en un país como Marruecos vendía un pantalón por 3,3 euros, con un plazo de entrega de tres meses. Actualmente, el precio y el plazo se han reducido, a unos 2 euros por pieza, y a entre 15 y 30 días por pedido.

"Las grandes marcas concentran un gran poder y exprimen a los trabajadores que se encuentran al final de la cadena, y que en su mayoría son mujeres", explicó el director general de Intermón, Ignasi Carreras. "La causa principal del trabajo precario es el modelo de negocio", indicó, añadiendo que "los beneficios de la globalización deben ser para todos".

El informe recoge cientos de "testimonios estremecedores" de mujeres a las que ni siquiera se permite ir al servicio con regularidad cuando están embarazadas, ausentarse un solo día por enfermedad, o quejarse de sus condiciones de trabajo. Las inspecciones suelen ser también inútiles, ya que las empleadas son amenazadas con el despido si cuentan la verdad.

También en España se dan estos abusos, en "cientos de talleres" de pequeño y mediano tamaño (entre 10 y 60 trabajadores), situados principalmente en Castilla La Mancha, Extremadura y Galicia.

La segunda e incluso la tercera subcontratación aumentan la precariedad, que se agrava aún más en el caso de los inmigrantes ilegales, habitualmente chinos, que trabajan en turnos de hasta dieciséis horas.

Las cuatro empresas en las que se ha centrado el documento han deslocalizado parte de su producción, esencialmente a Marruecos.

Intermón insta a Cortefiel (que trabaja en Asia y Marruecos) a ampliar su compromiso, extendiendo su código de conducta al ámbito nacional.

En el caso de Inditex, con proveedores en 49 países, se trata de la compañía del sector "que más ha avanzado" en la materia, aunque presenta una importante debilidad: "la difícil conciliación entre su agresiva política de plazos y pedidos y la exigencia a los proveedores del cumplimiento del código" de conducta. Como punto positivo destaca también la incorporación de grupos locales en la verificación.

Mango, por su parte, con talleres en China y Marruecos, ha dado "pasos positivos pero incipientes", y debe trabajar en la formalización de sus mecanismos de control interno, para "evitar la existencia de pedidos por encima de la capacidad de los talleres".

El caso de Induyco, principal abastecedor de ropa de El Corte Inglés, es distinto. "Se enfrenta al reto de emprender el camino de la RSC", señala la ONG, recordando a la empresa que cumplir con la legislación de países como Marruecos "no es un techo máximo, sino el mínimo que una empresa debe exigir y cumplir". No dispone de departamento de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) ni está adherido al Pacto Mundial de la ONU ni presenta memorias de sostenibilidad.

Induyco, que se concentra en los controles de calidad, es la única de las cuatro empresas que no ha contestado a los requerimientos de la ONG. Con las otras tres, Intermón ha mantenido reuniones regulares en el marco de la Mesa Cuadrada del Pacto Mundial, y espera los primeros resultados para el próximo junio; en caso contrario, se adoptarían "otras actuaciones".

En términos generales, Intermón insta a las empresas, gobierno e instituciones como el Fondo Monetario Internacional a modificar "unas reglas de comercio injustas". Para las compañías, la solución pasa por el compromiso de la alta dirección, la inspección seria de los lugares de trabajo, el diálogo con los empleados, la incorporación de expertos en RSC a los procesos de compras, la transparencia, el establecimiento de plazos de entrega adecuados y precios justos, y la creación de lazos 'a largo plazo' con el suministrador.

Según la responsable de la campaña 'Comercio con Justicia' de Intermón, Paloma Escudero, para las grandes empresas este compromiso no supondría un gran sacrificio económico, dado que los costes de producción apenas suponen un 5 por ciento del total. El problema, añadió, es que "ninguna va a dar el primer paso si no lo dan las demás".

 
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