El último balance de la matanza de Uganda eleva a 213 los muertos

El hallazgo de una cuarentena de cuerpos abandonados sobre la hierba a unos tres kilómetros de distancia del campo de desplazados de Barlonyo (a 25 kilómetros de Lira, capital del distrito del mismo nombre en el noreste de Uganda) eleva a 213 el número de personas asesinadas el pasado sábado por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en este campamento, según informó la agencia misionera MISNA, que precisó que la mayoría de las víctimas eran mujeres, niños y ancianos.

Los últimos cadáveres podrían corresponder a personas llegadas ayer al lugar de la tragedia, según la agencia, que cita al misionero comboniano Sebhat Ayele, secretario y portavoz del Fórum de Dirigentes Religiosos Lango (LRLF, en referencia a la etnia 'lango', una de las dominantes en la región), quien fue el primero en visitar el lugar de la matanza.

"Estamos abandonados por la comunidad internacional", declaró este misionero eritreo a MISNA, a la que añadió que la masacre de Barlonyo ha sido la matanza de mayores dimensiones cometida por el LRA en toda su historia.

"Nos sentimos traicionados e incomprendidos", añadió el padre Sebhat, quien junto con otros misioneros (entre ellos el español José Carlos Rodríguez Soto) lleva cerca de un año intentando atraer la atención de la comunidad internacional a la tragedia que vive la población del norte de Uganda a causa del LRA. "La gente está desesperada, nos han olvidado, es como si ya no perteneciésemos a la humanidad", concluyó.

Los hechos se produjeron el sábado por la noche, cuando los rebeldes bombardearon el campamento durante un cuarto de hora y posteriormente entraron en su recinto y prendieron fuego a las casi 500 cabañas existentes en el campamento, en las que se habían refugiado muchas personas. La incursión del LRA duró aproximadamente tres horas.

Según las primeras informaciones basadas en testimonios, el ataque pudo ser dirigido por hombres de Vincent Otti, el brazo derecho del visionario líder del LRA, Joseph Kony. El Ejército de Resistencia del Señor lleva casi 18 años en armas contra el Gobierno de Uganda, con el propósito de instaurar un régimen basado en los Diez Mandamientos de la Biblia. En todo este tiempo, en que han muerto alrededor de 100.000 personas, se ha caracterizado por su crueldad y por el secuestro frecuente de niños y niñas, a los que obligan a combatir o a prostituirse para sus comandantes.