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Una compradora compulsiva gastó 33.522 euros en productos zoosanitarios en 8 meses

La mayoría de los productos adquiridos los tiraba o bien los regalaba a amigos

La Audiencia de Valladolid juzga desde hoy a una mujer por adquirir compulsivamente en 2002, y no pagar luego, productos zoosanitarios por importe global de 33.522 euros. En la vista, alegó que el cuadro clínico que arrastra y que la obliga a actuar de este modo tiene su origen en un trauma de infancia, a raíz de que sus compañeros de colegio se burlaran de ella y la golpearan por ser una niña adoptada.

"La necesidad de comprar arranca desde entonces, cuando los otros niños me pegaban y yo empecè a regalarles cosas para conseguir que dejaran de hacerlo", explicó María Aurora B.Z., quien reconoció que durante ocho meses de 2002 se puso en contacto con distintas sociedades mercantiles de Valladolid, Toledo y Cuenca dedicadas al suministro de productos zoosanitarios para realizar numerosos pedidos.

Aunque su única vinculación con los animales era la que mantenía por el hecho de que su esposo se dedicaba a la cría de perros doberman, en unos casos se presentó telefónicamente ante las empresas perjudicadas como criadora de canes y caballos y en otros como propietaria de una clínica veterinaria o de una residencia canina, al tiempo que facilitó un NIF y números de cuenta falsos.

Por este procedimiento, la acusada, vecina de Soraluce (Guipúzcoa), logró ganarse la confianza de los responsables de Frama (Valladolid), Protega (Quismondo/Toledo), Jhobry (Villalón de Campos/Valladolid) y Sergama (Cuenca) para que èstos le enviaran distintos productos, fundamentalmente pastillas, collares antiparásitos, antibióticos y anestèsicos de uso animal, por importe de 5.473 euros, 4.257 euros, 19.846 euros y 3.945 euros, respectivamente.

A medida que se sucedían los impagos, los perjudicados, quienes habían creído a la acusada debido al gran conocimiento que èsta mostraba por los productos encargados, comenzaron a iniciar gestiones para lograr los cobros y entonces descubrieron el engaño.

"CUANDO COMPRO NO PIENSO EN NADA MAS"

Durante el interrogatorio, la procesada aseguró en su descargo que cuando recibe los impulsos se ciega. "Mientras compro no pienso en nada más ni en pagar", explicó la mujer, quien, a preguntas de por què adquirió medicamentos y productos zoosanitarios, respondió que en otras èpocas le había dado por comprar otras cosas tambièn absurdas.

Aseguró igualmente que la mayoría de los productos adquiridos de este modo los tiraba o bien los regalaba a amigos.

Una vez le dio por adquirir telèfonos móviles y tarjetas de crèdito y en otra ocasión llegó a realizar un pedido de 1.000 muñecos de goma y 500 colchonetas. De hecho, su impulso a comprar y no pagar se tradujo en julio de 1999 en una condena a un año y seis meses de cárcel por delito de estafa dictada por la Audiencia de Guipúzcoa.

El Ministerio Fiscal y una de las acusaciones particulares solicitaron para la procesada 3 años de cárcel por delito continuado de estafa, con la atenuante de trastorno mental y la agravante de reincidencia, mientras que el representante de la empresa Jhobry, principal perjudicada, interesó una condena de 4 años al aplicar tambièn la agravante de abuso de confianza. Las tres acusaciones solicitaron tambièn las correspondientes indemnizaciones.

 

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