Comienza la cuenta atrás para el primer vuelo espacial privado
El 'SpaceShipOne' intentará alcanzar los 100 kilómetros de altitud
El SpaceShipOne, el primer avión espacial comercial, vive una jornada de preparativos en las horas previas a su histórica misión, ya que se convertirá en el primer avión privado que intentará, mañana, alcanzar los 100 kilómetros de altitud, surcando los límites del espacio. El lanzamiento está previsto para mañana, lunes, desde el desierto californiano de Mojave, a las 15.30, hora peninsular española.
Hasta ahora, ningún aparato comercial ha alcanzado esa meta. El propio SpaceShipOne alcanzó en el pasado mes de mayo los 63 kilómetros de altura -el doble de su propio récord-, la máxima lograda por un programa espacial sin financiación pública.
Más información
La misión está financiada por el multimillonario Paul Allen, cofundador de Microsoft, mientras que la parte técnica está a cargo del pionero Burt Rutan, creador de Scaled Composites, una compañía espacial de capital privado.
El piloto -cuya identidad constituye una de las mayores incógnitas- se convertirá así en el primer astronauta a bordo de un vehículo no patrocinado con fondos públicos que alcanza los confines de la atmósfera.
Premio para una arriesgada misión
Además de las estrellas, Allen y Rutan quieren alcanzar otro objetivo más mundano: ganar el premio Ansari X. Este premio, que se inspira en el Orteig -el galardón que obtuvo en 1927 el piloto del Spirit of St Louis, Charles Lindbergh, por el primer vuelo transatlántico- premia a los vehículos tripulados con capacidad para tres personas que lleguen a los 100 kilómetros de altura, vuelvan a la Tierra intactos y sean capaces de repetir la hazaña en un período de dos semanas.
El ganador del Ansari X recibirá 10 millones de dólares, la mitad de lo que se calcula costó llevar a cabo este proyecto. Pero Allen y Burt no son los únicos que persiguen este objetivo. Otros 26 equipos se han registrado para este premio, entre ellos el Proyecto Da Vinci, de Canadá, que planea lanzar un cohete suspendido de un globo de helio.
Los expertos anticipan el éxito de esta misión, en la que se lleva a cabo un vuelo suborbital, es decir, la nave vuela sobre la atmósfera pero no alcanza la velocidad necesaria para continuar girando alrededor de la Tierra, lo que abarata el precio y los riesgos.