Llega la antorcha olímpica a Madrid y Barcelona
La llama entrará en el metro en la capital, recorrerá 12 kilómetros entre Nuevos Ministerios y la Puerta de Alcalá y después volará hasta Barcelona
Fuego olímpico en Madrid. Fuego de paso. Fuego, quizá, premonitorio. Porque los espléndidos y carísimos fastos organizados para acoger la antorcha procedente de Londres en su vuelta al mundo, camino de la capital de Grecia, no se han diseñado, precisamente, pensando en Atenas 2004, sino con la mente y el corazón puestos en Madrid 2012. La capital española será hoy una etapa más, pero dentro de ocho años quiere ser la meta final, el lugar que acogerá la llama sagrada procedente de Olimpia, para que flamee desde el vienes 10 de agosto y muera, al apagarse en el pebetero de La Peineta, el domingo 26 de ese mismo mes.
El fuego llegará hoy en avión desde Londres y viajará en metro hasta Nuevos Ministerios. Allí Manel Estiarte, plata en waterpolo en Barcelona 1992 y oro en Atlanta 1996, tomará la antorcha para comenzar a las 9:20 el paseo por las calles de Madrid. Luego 30 relevistas la harán llegar a la Puerta de Alcalá, donde a eso de las 11:20 Kiko Narváez, el hombre que dio a España el gol de la victoria en fútbol en Barcelona 1992, entregará la llama al alcalde, Ruiz-Gallardón, que la pasará al príncipe Felipe. El heredero de la Corona encenderá el pebetero y también tendrá mente y corazón puestos en el 2012 y en Madrid, su ciudad natal.
Y luego, a Barcelona, donde permanecerá cinco horas y recorrerá casi 50 kilómetros, desde el estadio olímpico hasta las fuentes de Montjuïc. En la Ciudad Condal se recordará 1992, pero también se mirará al futuro de 2012. Seguro.
Es la tercera vez que pasa por España
Esta es la tercera vez que la antorcha olímpica pisa suelo español y madrileño. Lo hizo con ocasión de los Juegos de México 1968 y con motivo de los celebrados en 1992, en Barcelona. Ahora, el fuego sagrado, que partió de Olimpia, marcha camino de Atenas, a donde llegará el 13 de agosto, día de la ceremonia inaugural de los XXVIII Juegos de la Era Moderna. En 1968 hubo serios problemas, porque la antorcha estaba mal diseñada y tendía no sólo a apagarse de vez en cuando (el fuego era sustituido por otro de reserva) sino, y lo que es peor, a estallar, literalmente. Que se lo pregunten a Gregorio Rojo, olímpico en Londres 1948 y luego entrenador de José Manuel Abascal (bronce en los 1.500 de Los Ángeles) y de Reyes Estévez, el mejor corredor español posterior a Fermín Cacho. Ahora, el fuego vuelve a Madrid, también de paso. Se espera que regrese en 2012, para quedarse aquí, en los Juegos que se celebrarán ese año.
