Dos víctimas del 11-M se sienten "como gemelos" seis meses después de los atentados
Isidro rescató a Ana de uno trenes donde se había producido la explosión
Madrid
Isidro y Ana, dos víctimas de los atentados del 11-M, mantienen, seis meses después de que él la rescatara de uno de los trenes que estalló en la estación de Atocha, una relación como de "gemelos" y creen que la herida emocional que sufren cicatrizará, aunque siempre "esté presente".
Isidro Martín del Río venía el pasado 11 de marzo de Getafe y llegó a Atocha poco antes de que se iniciaran las explosiones, mientras que Ana María acaba de hacer un transbordo del tren que la traía de Móstoles a otro que la llevaría hacia su trabajo en Nuevos Ministerios.
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Tras la primera explosión, Isidro pudo sobreponerse y socorrer a las personas que estaban tiradas en las vías y ayudó a levantarse a los que podían andar y salir de ese infierno.
Pero Isidro también estaba pendiente del vagón en el que se había producido la explosión, y se percató de que una mano se movía. Era la de Ana.
"Me agaché, vi su cara, su brazo, cuerpos encima de ella e intenté hablarle y fui viendo que estaba entera. Mi cosa era no intentar coger a alguien y quedarme con la mitad", recuerda Isidro, en un encuentro que mantuvo hoy con un grupo de periodistas, que seis meses después de rescatar a su hoy amiga culpabiliza de los atentados a "Bush y a Aznar".
Para Isidro, "aunque se coja a las personas que colocaron las bombas en los trenes y provocaron la masacre", sus "culpables" no son éstas "sino las que provocaron esa situación".
Esta víctima está convencida de que "esto ha sido culpa de Bush y culpa de Aznar", por "meternos a invadir un país en una guerra totalmente injusta" y añade: "no estoy culpando al partido en el Gobierno del momento, sino al dirigente. No estoy diciendo que sea culpa del PP, sino de Aznar y de Bush".
Ana no entra en los posibles culpables y expresa su pena por las personas "que hacen estas cosas" y opina que quienes las cometen y las planifican "nunca podrán disfrutar de la vida".
En los instantes posteriores a las bombas, la sensación más fuerte de Ana era la desorientación, "estar muy perdida", y cuenta que no fue consciente de lo que había ocurrido hasta su estancia en el hospital, ya que Isidro hasta entonces le dijo que había reventado una locomotora, para que creyera que había sido un accidente.