Sociedad

Ibarra no espera "grandes resultados" de la reunión de presidentes

La cita, considerada histórica, no tiene asegurada la presencia del lehendakari Ibarrxte

El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que desde años viene quejándose de que los presidentes autonómicos sólo se reúnen en las bodas de la familia real, ha afirmado que de la reunión prevista para el próximo jueves no deben esperarse grandes resultados, aunque "tampoco grandes fracasos".

El próximo 28 de octubre los presidentes autonómicos se reunirán a las 11 de la mañana en el Senado, donde se prevé que permanecerán durante tres horas. Después, los asistentes almorzarán con el Rey en el Palacio Real.

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La invitación del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, se extiende a los 17 presidentes de CCAA, más los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, con lo que, si no falta nadie, serán en total veinte los asistentes a la reunión, inédita en la historia de España.

Todos han manifestado ya su intención de asistir, salvo el lehendakari, Juan José Ibarretxe, cuya presencia sigue siendo una de las incógnitas de la reunión. Su asistencia sería significativa, ya que los jefes del Gobierno vasco no suelen acudir a foros multilaterales y, por ejemplo, no han estado en ninguno de los dos debates del Estado de las Autonomías celebrados hasta ahora (en 1994 y 1997).

Apenas a cinco días de una cita que el Gobierno considera "histórica", la lehendakaritza no ha asegurado la presencia de Ibarretxe y ya ha apuntado que ese día tiene un acto previsto en Biarritz. Pese a ello, el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, está convencido de que ningún presidente, ni siquiera Ibarretxe, cometerá el "error" de no acudir, porque sus propios ciudadanos se lo reprocharían.

La Conferencia de Presidentes formaba parte del programa electoral del PSOE y fue uno de los compromisos de Zapatero en su debate de investidura, aunque tiene a uno de sus primeros defensores en el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, que ya la pidió en 1994.

El Gobierno pretende que sea un foro de diálogo entre el Ejecutivo y las comunidades y de estas entre sí que se reúna al menos una vez al año no para adoptar decisiones vinculantes sino para debatir y en su caso aprobar declaraciones políticas, siempre por consenso y en torno a grandes asuntos de interés para todos.

Para la reunión inaugural, además del debate sobre la propia Conferencia y su futuro, el Gobierno ha elegido un "plato fuerte" de las preocupaciones autonómicas: la financiación de la sanidad. También se tratará sobre la participación de las comunidades en la Unión Europea y sobre el debate del Estado de las Autonomías.

La gestación de este primer encuentro no ha sido fácil y ha tenido que superar más de un escollo, y quizá aún tenga que hacerlo en los próximos días. El PP ha criticado la precipitación y las formas de la convocatoria, la inexistencia inicial de un orden del día, la limitación del que finalmente se ha propuesto y la duración prevista de la reunión: tres horas.

En ese tiempo cada presidente apenas podrá hablar dos minutos de cada asunto previsto, por lo que temen que la reunión sólo sirva "para hacerse una foto". Además echan en falta que no se vaya a tratar el modelo territorial, la reforma de la Constitución o la de los Estatutos, asuntos que el Gobierno entiende más propios de los Parlamentos regionales o de las Cortes que de este nuevo foro. Ya la primera reunión preparatoria entre el ministro Sevilla y los consejeros autonómicos, celebrada el 20 de septiembre, acabó sin acuerdos.

Nadie sabe aún si ese encuentro acabará con acuerdos y menos aún si la Conferencia del jueves será finalmente un éxito. Lo único seguro es que los presidentes autonómicos se verán al fin, como quería Ibarra, sin la excusa de una Boda Real. Y que, como en alguna de aquellas ocasiones, acabarán comiendo en Palacio.

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