La reunión entre Sacyr y BBVA, en suspenso
Según varios medios, la constructora no va a acudir a la reunión que tenía programada con el presidente del Banco
Madrid
La constructora que quiere entrar en el gobierno del segundo banco del país no acudirá a la reunión que se había anunciado entre los presidentes de las dos empresas, el de Sacyr, Luis del Rivero, y el del BBVA, Francisco González, y que había sido pactada la pasada semana.
Según la información que adelantaba hoy el diario Cinco Días, la constructora anuló ayer a última hora el encuentro, al entender que González rechazaría la ofensiva, reforzado por la indefinición en la que se situó el Banco de España, que decidió no pronunciarse sobre la posible entrada de los hombres de Rivero en el consejo del BBVA.
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La Cadena SER ha informado de que el Presidente de Sacyr, Luis del Rivero, ha decidido no acudir al encuentro, salvo que haya una indicación expresa por parte del Banco de España. La decisión se cerró anoche en la Comisión Ejecutiva de la inmobiliaria, que revisó su estrategia y la operación hasta entrada la medianoche.
Por otro lado, ayer se supo que Sacyr no necesitará el visto bueno del banco central para su ofensiva contra BBVA, ya que la adquisición que plantea para hacerse con su control no alcanzará la participación del 5%.
El Banco de España resolvió ayer las dudas después de que Sacyr Vallehermoso solicitase más aclaraciones a su posición, y confirmó que su visto bueno no es un prerrequisito para que Sacyr sitúe en la administración de BBVA a los consejeros que le permitan hacerse con su control.
Después de dos días de pérdidas, Sacyr recuperaba ayer un escaso 1% en el índice general de la Bolsa de Madrid, pese a las recomendaciones de numerosos analistas, que no entienden la idoneidad de deshacerse de las participaciones en la constructora.
La operación sigue desatando las especulaciones sobre el posible trasfondo político de la operación, que ha sido negado varias veces tanto por Sacyr como por miembros del Gobierno. Lo único que parece claro es que la reforma urbanística del entorno de Chamartín, en Madrid, juega un papel en las intenciones de la constructora por hacerse con el control de BBVA, el principal actor de esa operación.
