Los catequistas que denunciaron un caso de pederastia dicen sentirse marginados

Eliminados y expulsados de la parroquia. Es la consecuencia que están sufriendo los catequistas madrileños de una parroquia del barrio madrileño de Aluche que denunciaron ante el Arzobispado y la Fiscalía de menores el caso de presunta pederastia de un cura. Acusaron además a Rouco Varela y a la jerarquía eclesiástica de encubrir el presunto delito.

Ocho meses despues de que se destapó públicamente el escándalo, el grupo de catequistas ha sido vetado y apartado de la formación religiosa de niños y adultos. Carlos Sánchez, catequista que presentó la denuncia ante la Fiscalía de Menores, asegura que han sufrido "a partir de entonces, una política de acoso y de imposición de determinadas medidas abocadas a que nos vayamos de la parroquia".

Según Sánchez, "ha habido una eliminación física de actividades en las que participaban las personas que denunciamos la ocultación de hechos por parte de la jerarquía eclesiástica", así como "la negativa de nuestra capacidad de ser catequistas en la parroquia". Recuerda que, según los responsables de la parroquia, "después de llevar quince años en la educación en la fe de chavales y de adultos, ahora mismo no soy apto para dar catequesis".

El hasta ahora responsable de la parroquia, Juan Ignacio Jiménez, se ha negado a hacer declaraciones sobre las denuncias de los catequistas alegando que ha sido trasladado hace unos días de parroquia.

Casi un año después, el juzgado de Instrucción número 21 de Madrid que investiga el presunto delito no ha tomado ninguna decisión sobre el sacerdote Rafael Sanz, acusado de haber abusado sexualmente de dos niños.

Entonces, el arzobispado de Madrid admitió que conocía los hechos denunciados, reconoció que había trasladado al sacerdote de parroquia y alegó entonces que, en todo caso, había cometido los abusos dentro de la relación personal del cura con la familia de las víctimas y no en su ejercicio ministerial.