Indonesia pide agua y medicamentos para la zona del terremoto
Las organizaciones humanitarias dicen que no hay médicos para atender a los heridos
Indonesia solicitó hoy el envío inmediato de agua potable y ayuda médica a la isla Nias, en la costa occidental de Sumatra, la más afectada por el terremoto de 8,7 grados del pasado lunes. Las autoridades de este país temen que la cifra total de muertos ascienda a los 2.000, aunque hasta el momento sólo se han recuperado 430 cadáveres.
"En este momento necesitamos enviar agua mineral para la gente que tiene dificultades para acceder a agua potable. Aunque hay agua potable, èsta no puede distribuirse porque las infraestructuras han quedado inservibles por el terremoto", dijo hoy en Sibolga el enviado especial del presidente indonesio, T.B. Silalahi.
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El enviado especial destacó que los heridos más graves han empezado a ser evacuados al hospital general de Sibolga, situado en la costa de Sumatra, y reclamó ayuda médica que -dijo- "es urgente".
Según informó hoy la organización humanitaria SurfAid International, el personal del principal hospital de Nias huyó tras el terremoto, dejando detrás a numerosos heridos. "No hay nadie para atender a los heridos y la devastación es enorme", dijo un portavoz de SurfAid en la ciudad de Gunungsitoli, la principal de la isla.
La OMS envía numeroso material de ayuda
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud anunció que hoy fletará un Hèrcules con un equipo de 50 doctores, enfermeras y material sanitario mientras se espera también la llegada de tres buques de guerra de la Armada indonesia con más personal médico y medicinas.
La presencia de numerosas organizaciones en la zona para ayudar a los damnificados del tsunami del pasado diciembre, en el que perdieron la vida más de 270.000 personas, facilita ahora la rápida movilización de ayuda humanitaria a las zonas afectadas.
Hasta el momento se han evacuado 430 cadáveres pero fuentes gubernamentales han reconocido que la cifra podría elevarse hasta 2.000. Aún así, Silalahi indicó que la destrucción provocada por el seísmo no ha sido tan grande como se creyó en un primer momento.
