El Ayuntamiento de Mérida atribuyó por error la muerte de un hombre a un ataque de perros
El sujeto murió de una tromboflebitis y los perros lo rodearon para olfatearlo
El fallecimiento de un hombre de 53 años en Mérida que el Ayuntamiento atribuyó hoy a un ataque de una jauría de perros según lo dicho por testigos presenciales, no se debió a una agresión canina sino a una tromboflebitis complicada con lesiones hepáticas crónicas. Según confirmó después el Consistorio, la Policía Nacional ha señalado que "la muerte de esta persona no ha sido causada por mordeduras de perro, tal y como informó en un principio un testigo".
El comisario de la Policía Nacional, Luis Ochagavía, ha manifestado que la muerte del individuo, un vagabundo de 53 años, probablemente se produjo durante la noche cuando se quedó dormido en la zona "porque se sentía indispuesto o por intoxicación etílica". Más tarde, sobre 7:30 horas de hoy, un testigo lo vio rodeado de perros y avisó a la Policía Local.
El Servicio Extremeño de Salud ha confirmado que la muerte se debió a "causas naturales" y que "en ningún caso se ha producido como consecuencia de un ataque canino", por lo que en principio descarta cualquier tipo de medida preventiva al respecto desde el punto de vista epidemiológico.
Por su parte, la Jefatura Superior de Policía de Extremadura relata que sobre las 7:46 horas de hoy recibió una comunicación del 112 en la que se informaba de que en la parte trasera de la Biblioteca Pública Jesús Delgado Valhondo se encontraba "una persona tirada en el suelo e inconsciente, y que había varios perros a su alrededor". En el lugar de los hechos "se pudo comprobar cómo había una persona tirada en el suelo, semidesnudo e inconsciente" que, tras la llegada de una ambulancia medicalizada del 112 y ser estabilizada e intubada porque aún respiraba, fue trasladada al Hospital de Mérida.
Ni un mordisco
El centro hospitalario informó posteriormente de la muerte "natural" de este hombre -cuyas nombre se corresponde con las iniciales B.C.R.- debido a una enfermedad hepática crónica, añade la Jefatura. También señala que el fallecido se pudo haber quedado dormido durante la noche y, puesto que presentaba una tromboflebitis en una pierna con una herida abierta, "es lo que pudiera explicar la presencia de los perros en lugar de los hechos".
Además, afirma que "éstos no han llegado a morder al finado", que solo presentaba rasguños en su cuerpo "producidos por las patas de los animales al pasar por encima del cuerpo".




