Una explosión química contamina el agua de una ciudad china
Los altos niveles de benzeno en el río Songhua han obligado a cortar el suministro de agua en Harbin
Pekín
Las autoridades chinas han admitido hoy, tras días de secretismo, que la explosión en una planta química en la provincia de Jilin (noreste) el pasado 13 de noviembre contaminó el río Songhua, lo que confirma los rumores de los últimos días que han desatado el pánico entre la población. El Gobierno ordenó ayer cortar el suministro de agua en la ciudad de Harbin (9,3 millones de habitantes) al detectarse altos niveles de benzeno, tóxico para el ser humano, en el río. De confirmarse la gravedad de la contaminación, la medida llega tarde, ya que ha estado manando agua de los grifos durante nueve días después del accidente.
"Tras la explosión de la Compañía Petroquímica de Jilin se han encontrado en el río niveles de benzeno 108 veces superiores a los permitidos", ha destacado un responsable de la Administración Estatal de Protección Medioambiental de China (SEPA) citado por la agencia oficial china, Xinhua. Los expertos medioambientales han descargado parte del agua del río en un embalse de la zona y, según la SEPA, el nivel de contaminación está "descendiendo".
El río Songhua, afluente del Amur (río que separa Rusia de la China nororiental) nace en la provincia de Jilin, donde se produjo la explosión de la planta química, pero su curso medio y bajo discurre por la provincia de Heilongjiang (más al norte), de la que es capital Harbin.
Las autoridades municipales de Harbin han puesto en máxima alerta a 15 hospitales para que atiendan a las personas que pudieran resultar afectadas por la contaminación. Además, se ha ordenado el cierre hasta el 30 de noviembre de todas las escuelas, desde guarderías a institutos de secundaria, al no poderse garantizar que niños y jóvenes no bebieran agua del grifo. Las autoridades también han prohibido consumir agua del río Songhua y sus peces.
El Gobierno chino ha optado una vez más por el secretismo, ya que ayer anunció que el suministro de agua de la ciudad de Harbin se cortaba durante unos cuatro días "para realizar tareas de mantenimiento". La repentina decisión desencadenó los rumores sobre la contaminación del agua, incluso algunos hablaban de un inminente terremoto en la región o achacaban la medida a presuntos intentos de envenenamiento con cianuro por parte de un perturbado. El pánico desatado entre la población ha hecho que se haya vendido todo el agua embotellada en las tiendas de Harbin.
"Nadie sabe lo que está pasando"
"Esto es el caos, nadie sabe lo que está pasando, nos han dicho que por lo menos vamos a estar sin agua más de diez días", ha manifestado un estudiante americano en Harbin a través de un foro de internet. Los que puede, están intentando marcharse de la ciudad. "Todo el mundo quiere dejar Harbin y es muy difícil hacerse con un billete de avión", ha dicho el responsable de una fábrica a la agencia Reuters.
Antes del anuncio realizado hoy por la SEPA, los responsables de la fábrica petroquímica de Jilin habían asegurado que la explosión "originó solamente anhídrido carbónico y agua, lo que no contaminó el manantial del río Songhua".
Las ciudades rusas por las que pasa el río Songhua se encuentran también en alerta. Más de 16.000 toneladas de agua potable están siendo llevadas a Harbin, según la agencia oficial de noticias Xinhua, aunque se trata de una cifra muy inferior a la cantidad de agua que consumen los residentes de Harbin en un día.




