Polémica en Francia por los cambios introducidos en la ley sobre derechos de autor
La Asamblea Nacional ha aprobado unas enmiedas que permitirían el intercambio de archivos en Internet, pero el proyecto de ley será votado nuevamente
París
La producción cinematográfica y musical francesa está en pie de guerra después de que los diputados colasen por sorpresa dos enmiendas a un proyecto de ley sobre los derechos de autor que legalizarían el intercambio de ficheros en Internet. Johnny Hallyday, Patrick Bruel, Francis Cabrel o Pascal Obispo son sólo algunos de los múltiples artistas que han puesto el grito en el cielo. A cambio de una "licencia global", es decir de un pago general al suministrador de Internet, los diputados autorizan a los internautas a copiar a voluntad música, películas o juegos de vídeo.
Las enmiendas presentadas en la noche del martes al miércoles por un diputado de la conservadora y gobernante UMP y por otro de la oposición socialista salieron adelante con 30 votos a favor (de ambos grupos) y 28 en contra, un resultado muy ajustado.
Frontalmente opuesto a la idea de "licencia global", el ministro de Cultura, Renaud Donnedieu de Vabres, piensa contraatacar a mediados de enero próximo, tras la pausa parlamentaria navideña. Entonces tiene previsto someter las polémicas enmiendas a un nuevo voto, algo que quiso hacer, pero no pudo, esta madrugada. Obligado a dejar para 2006 la aprobación de su proyecto de ley sobre los derechos de autor en la sociedad de la información, que quería cerrar antes de finales de este año, Donnedieu de Vabres no está sólo en su combate en contra del pirateo en Internet.
Los artistas ya citados, así como Alain Souchon, Michel Sardou, Cali, Benabar o Corneille, entre otros, han firmado un comunicado en el que precisan que el hecho de que estén en contra de las sanciones contra los internautas que copien sus discos no quiere decir que apoyen el concepto de "licencia global", que "amenaza la creación".
"Legalizar que se copie la música de manera casi gratuita equivale a matar nuestro trabajo", según Hallyday, mientras que para Cabrel las enmiendas aprobadas "niegan el valor de la cultura". "Si la música se convierte en gratuita, entonces pido a los representantes del Estado que trabajen por el bien público y que lo hagan gratuitamente", propuso Sardou.
Bruel se preguntó si es democrático que se apruebe una ley, que "a corto plazo equivale a la muerte de la creación" en Francia, con los votos de "un puñado de diputados" y en plena noche. El mismo malestar se detecta en el mundo del cine, donde, por ejemplo, el cineasta Pierre Jolivet planteaba: "si estamos en un mundo donde se decide que la cultura es gratuita porqué no también la comida".
El Sindicato nacional de los editores fotográficos, la Unión nacional de los autores y compositores, el sindicato nacional de autores y compositores, así como la Cámara sindical de la edición musical también han mostrado su hostilidad a esa medida. La única nota discordante la ha puesto la Sociedad de percepción y de distribución de derechos de artistas e interpretes de la música y de la danza, que afirma disponer de 13.500 firmas de sus asociados a favor de la "licencia global", pero no dice quiénes son.
El proyecto de ley gubernamental trata de luchar contra el pirateo de películas y música en Internet al asimilarlo al delito de falsificación. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 7,8% de los franceses utilizó el sistema peer to peer en 2004. Actualmente, 170 internautas son perseguidos por la justicia gala.




