El sector eléctrico echa chispas
La OPA de Gas Natural sobre Endesa supuso una dura pugna entre Cataluña y Madrid y Gobierno y oposición
Madrid
El sector eléctrico ha echado chispas en 2005. El pasado 5 de septiembre, Gas Natural lanzó una Oferta Publica de Adquisición de Acciones (OPA) de caracter hostil sobre el 100% de Endesa por 22.549 millones de euros. Así comienza una historia de ''tira y afloja'' que ha llevado a sus protagonistas desde la Comisión Europea, en Bruselas, hasta Wall Street en Nueva York, en busca de un árbitro comprensivo a sus posiciones.
Finalmente Bruselas ha decidido dejar en manos de España el arbitraje de la operación que pondrá su punto final en los primeros meses del próximo año, después de numerosas acusaciones de intereses ocultos entre Gobierno y oposición.
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"Uno más uno suman más que dos". sas eran las cuentas que hacía el presidente de Gas Natural, Salvador Gabarró, en la presentación de la OPA el pasado mes de septiembre. La operación daría lugar a un gigante de la electricidad y el gas con un amplio liderazgo en un mercado en alza como Latinoamérica y también en España e Italia, con un crecimiento por encima de la media europea. Controlaría algo más del 40% del mercado eléctrico español, el 90% de la distribución de gas y el 61% de la comercialización gasista.
Pero la empresa opada no veía la operación con tan buenos ojos y desde la eléctrica dirigida por Manuel Pizarro se rechazó desde un primer momento la oferta por "hostil e insuficiente", comenzando con fuerza el contraataque. Las airadas reacciones públicas de los protagonistas no tardaron en llegar. Tras el pintoresco símil del semen y el embarazo empresarial empleados por el presidente de Gas Natural, Salvador Gabarró, y el presidente de Endesa, Manuel Pizarro; el presidente de la CNMV, Manuel Conthe, se enredó en una pugna verbal con Pizarro que acabó con un recurso en la Audiencia Nacional para exigir una actuación imparcial de la CNMV.
A diferencia de la OPA que Gas Natural lanzó sobre Iberdrola en marzo de 2003, que fracasó al ser rechazada por la Comisión Nacional de la Energía y que no contaba con apoyos del Gobierno del PP, está oferta concitaba el parabien del Ejecutivo socialista, partidario de empresas líderes en sectores estratégicos.
Gas Natural acusó a Endesa de querer perturbar la operación financiera con acusaciones que carecerían de fundamento y culpó a la eléctrica de hurtar a los accionistas su derecho a decidir. Por su parte Endesa denunció que no se estaba jugando limpio y manifestó su absoluta confianza en contar con el respaldo de los accionistas para hacer frente a la operación.
Cataluña contra Madrid
La operación enseguida se politizó. Las informaciones se plantearon en términos de Gas Natural contra Endesa; Caja Madrid, primer accionista de la eléctrica, contra La Caixa (poseedora del 2% de Endesa). Madrid contra Cataluña. El partido popular acusó al tripartito de estar detrás de la operación y Esperanza Aguirre llegó a calificarla de una mala noticia porque "una de las grandes empresas españolas se trasladaba fuera del territorio nacional (Cataluña)". Incluso llego a expedientar a la gasista.
La disputa llegó a salpicar al presidente la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien fue acusado por el Partido Popular de ser manipulado por parte del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, para que mediara en la fusión, todo ello vinculado a la financiación de los fondos comunitarios que España necesita para los próximos años.
Las maniobras y contraataques de ambas compañías han ido sucediéndose ante distintos reguladores y tribunales. Endesa denunció a La Caixa ante el supervisor bursátil de Estados Unidos, alegando que la caja catalana debía haber informado a Wall Street de las operaciones de sus participadas. Gas Natural por su parte, denunció ante la CNMV "la ingeniería financiera" empleada por Endesa para maquillar sus cuentas.
Pero Endesa creía que ninguna de las autoridades españolas que debían juzgar la operación estaría de su lado. Por ello, decidió apelar a la jurisdicción de la Unión Europea. Utilizó las nuevas normas fiscales, que todavía no son de obligado cumplimiento, pero que ya se pueden aplicar, para presentar nuevas sus cuentas de negocio que entraban dentro de lo exigido por la Comisión Europea para examinar el caso. Este movimiento desencadenó una serie de ''tiras y aflojas'' entre ambas empresas, que no dejaron de enviar documentación a Bruselas para apoyar sus tesis.
Pero las autoridades españolas asumieron que la competencia para arbitrar la operación era suya y dieron por buenas las cifras aportadas por Gas Natural, que sostiene que la actividad económica de Endesa en España representa entre el 71% y el 85% del total europeo y la facturación es el 80%. Esos porcentajes eximirían a Bruselas de pronunciarse, ya que le compete cuando alguna de las compañías implicadas en una OPA tenga menos de los dos tercios de su cifra de negocio europea en su país de origen.
La palabra de Europa
Aunque las autoridades españolas insistían en que la competencia era suya, Endesa solicitó en septiembre a la comisaria de la Competencia, Neelie Kroes, que explicara si le competía a ella decidir el futuro de la fusión. Los retrasos fueron sucediéndose e, incluso, la comisaria pidió a la Comisión que no la dejase sola y se pronunciara en pleno sobre el asunto, dada la politización de la operación.
Tras varios retrasos de Bruselas, el ministro de Economía, Pedro Solbes decidió acelerar el expediente de la OPA en España y lo envió al Tribunal de Defensa de la Competencia para que lo analizara. La Comisión Nacional de la Energía aprobó la compra, siempre que Endesa cumpla con su plan de inversiones y Gas Natural no utilice los activos de la eléctrica como garantías reales de la compra.
Después de conocer estas decisiones, Bruselas finalmente se pronuncia. Tras dos meses de estudio, rechazó la denuncia presentada por Endesa, asegurando que la operación no es competencia suya sino de las autoridades españolas. En su opinión, los cambios contables de Endesa para adecuarse al tanto por ciento necesario para que la operación adquiera dimensión comunitaria no están justificados.
Pero tras este revés Endesa no se rindió y exigió a La Caixa que lanzara una OPA por el 100% de Gas Natural ya que tenía una posición dominante en su Consejo de Administración. Además, advirtió a la Alta Autoridad de la Competencia portuguesa que la OPA podría costarle a Portugal hasta 900 millones de euros anuales.
De momento todo sigue a la espera, tras recibir los informes del Servicio de Defensa de la Competencia, el Tribunal de Defensa de la Competencia y la Comisión Nacional de la Energía, el Gobierno español tendrá un periodo de un mes para prohibir, aprobar o sujetar a condiciones la operación. A partir de entonces, Gas Natural podría ejecutar la OPA, previa autorización de la CNMV. Un largo camino que podría acabar el próximo año, o no.