Economía y negocios
RESUMEN DEL AÑO

Los tipos suben en un entorno de crecimiento incierto

La economía avanza por encima de la media de la zona euro y la inflación se mantiene como principal punto negativo

Madrid

La decisión del Banco Central Europeo de subir el precio del dinero se vino anunciando a lo largo de todo 2005, pero no se materializó hasta diciembre. La decisión, positiva para España desde el punto de vista del control de la inflación, no lo es para la mayoría de los países de la zona euro, en una coyuntura en la que la economía no acaba de recuperarse.

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Mientras, España sigue creciendo muy por encima de sus socios europeos y el Gobierno asegura que el patrón de este crecimiento comienza a dar síntomas de mayor equilibrio, pero no puede negar que sigue supeditado a la demanda interna, especialmente al consumo de las familias, con el sector exterior restando al PIB y el déficit por cuenta corriente creciendo imparable.

El 1 de diciembre se cumplió la crónica de la subida de tipos anunciada. Tras dos años con el precio del dinero en el 2%, el BCE lo aumentó un cuarto de punto, hasta el 2,25%, haciendo caso omiso de los gobiernos de los doce países de la moneda única que le habían pedido que no tomase una decisión que ponía en riesgo la recuperación de su economía. El gobernador, Jean-Claude Trichet, dejó claro que este alza no implica que vayan a producirse una serie de subidas encadenadas, al estilo de las realizadas por la Reserva Federal estadounidense.

"La política monetaria seguirá contribuyendo de forma ignificativa a una firme recuperación y al crecimiento económico", aseguró Trichet, que, en su línea habitual, dijo que seguirá vigilando la inflación. El propio gobernador no parece muy seguro de la recuperación de la economía de la zona euro cuando augura que este año acabará con un crecimiento entre el 1,2% y el 1,6% y que en 2006 estará entre el 1,4% y el 2,4%.

La decisión se basó, según el gobernador en que la economía de la eurozona se enfrenta a más riesgos. *Cuales? fundamentalmente el continuo repunte de los precios energéticos. Este es también el mayor riesgo para cada una de las economías del área, especialmenter para España, donde la inflación, aunque todavía no se han producido efectos de ''segunda ronda'' por el alza del petróleo, acaba el año muy lejos del objetivo del 2% del BCE.

En noviembre, el IPC español estaba en una subida interanual del 3,4%, con el diferencial respecto a la media de la zona euro en 1,1 puntos, por encima del límite de competitividad. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, nada satisfecho con esta situación, augura que 2006 se cerrará con el IPC en el entorno del 2,5%, pero no hay, de momento, ningún indicador que avale este desideratum.

Cuestión de Patrón

Solbes asumió su responsabilidad tras el triunfo electoral del PSOE, anunciando que su gestión se centraría en cambiar el patrón de crecimiento de la economía española, basado durante los 8 años del PP en el consumo privado y la construcción, por otro más sano y equilibrado. Cuando ya lleva año y medio en el Gobierno, el equipo económico asegura que la evolución hacia ese nuevo patrón ya se está comenzando a notar.

En el tercer trimestre, la economía aceleró hasta el 3,5%, con la demanda externa restando dos décimas menos al PIB que el anterior trimestre (-1,7 puntos), la demanda interna (inversión y consumo) aportó una décima menos que el trimestre anterior (5,2 puntos). Los descensos de ambas aportaciones no parecen ser demasiado significativos, sobre todo si se ve que el consumo final de los

hogares creció un 4,4%, sólo dos décimas por debajo de un año antes. También la inversión bajó dos décimas, situando su incremento en un 7,4%.

En principio, un crecimiento equilibrado tendría que basarse más en la inversión, especialmente en bienes de equipo, en lugar de en el consumo de las familias. El otro factor de desequilibrio, la inversión en construcción, disparada hace años, creció en el tercer trimestre de 2005 un 6,3%, una décima más que en el segundo. Teniendo en cuenta que el Banco de España lleva tiempo advirtiendo del riesgo que supone para la economía española que se produzca una corrección más o menos abrupta del precio de la vivienda, no parece que esta situación de echar más leña al ladrillo sea equilibrada.