La mujer que recibió un trasplante de cara aparece ante los medios y dice sentirse bien

"Ha cambiado mi vida". Con estas palabras y con ciertos problemas de movilidad facial, la mujer francesa de 38 años que recibió en noviembre el primer trasplante parcial de cara ha comparecido por primera vez ante los medios. Arropada por los médicos en el hospital universitario de Amiens, donde sigue ingresada, Isabelle Dinoire ha asegurado que tras la operación, que le ha devuelto la "valentía", ahora tiene "una cara como todo el mundo".

Con evidentes dificultades para hablar, la mujer se limitó a leer un texto en el que explicó su drama tras ser atacada brutalmente por su perro en mayo pasado y la vida que se le abre ahora con su nuevo rostro, en el cual se aprecian con nitidez las cicatrices de la operación y bastante rigidez en la expresión. También presenta dificultades para vocalizar correctamente, ya que su labio inferior está paralizado, lo que le impide además cerrar completamente la boca.

Isabelle ha leído un comunicado en el que, en primer lugar, ha dado las gracias al personal que la atendió "desde el principio", tanto en el hospital de Amiens donde se realizó el trasplante de nariz, mejillas y boca, como al de Lión, donde recibe otro tipo de tratamiento. También rindió un "homenaje" especial a la familia de la donante.

Luego, para corroborar que la operación constituye un éxito tanto en el aspecto médico como en el psicológico, dijo: "Ha cambiado mi vida. Tras el accidente estaba destrozada. Ahora me siento tranquila, he logrado volver a ponerme en marcha, me da valentía porque puedo enfrentarme a la mirada de la gente. Ahora tengo una cara como todo el mundo".

El drama de Isabelle comenzó el pasado mes de mayo, cuando intentó suicidarse. Mientras yacía inconsciente en el suelo, su perro intentó reanimarla. Aunque lo consiguió, sus mordiscos la dejaron sin cara. Desde entonces, ha sufrido grandes problemas psicológicos que la llevaron a Amiens, donde le fue practicada una operación pionera, que le ha devuelto la facultad de hablar, de masticar y, sobre todo, de mirarse al espejo.

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