El Barcelona no puede con el colista Málaga (0-0)

Ni Etoo, que jugaba su partido número 200 en la Liga española, ni Larsson, ni Giuly, fueron capaces de batir a un inspiradísimo Francesc Arnau. Y eso que el Barça sumó 24 remates a portería a lo largo del encuentro

El primero visitaba al último sin Ronaldinho, con Deco e Iniesta en el banquillo, Gabri de capitán y Rodri en el centro de la defensa acompañando a Oleguer. En fin, con la mente puesta en Lisboa, que la Liga ya es casi un camino de rosas y la Champions importa, vaya si importa, en Can Barça.

Así llegó el Barcelona a la Rosaleda, con toda la tranquilidad del mundo, confiado a su sistema, aguardando con paciencia el momento para adecuado para morder en la yugular a su rival, que era el Málaga, un equipo deprimido y puede que abocado al descenso. Si no media un milagro

Tardaron diez minutos los de Frank Rijkaard en poner en marcha la rueda lenticular que mueve su juego; como bien saben los ciclistas, una vez que la pesada rueda comienza a girar, y cuesta mucho moverla, la velocidad de crucero es insuperable.

Comenzaron Sylvinho y Belletti a llegar por banda con extrema facilidad, pero ni Eto'o, ni Larsson, ni Giuly supieron aprovechar esas primeras ocasiones que les llovían desde los extremos. El Málaga hacía lo que buenamente podía. Apenas algún latigazo de casta. No está el equipo de Manolo Hierro para jugar con la sonrisa puesta y la depresión, la tristeza, siempre afectar negativamente en el juego; cuando vas el último todo parece inalcanzable.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Tuvo Salva en un doble remate la oportunidad de darle una alegría al equipo y a la afición, pero entre Sylvinho y Valdés se encargaron de frustrar el buen intento del nueve andaluz. Tras esa oportunidad, el Málaga encadenó varias jugadas de ataque, pero la defensa del Barça se mostró muy firme, a pesar de las ausencias y del debut del joven Rodri como central.

No tardó el Barça en recuperar el mando. Primero, con un suave y ajustado lanzamiento Giuly, y después, con el susto de la noche, para el público malacitano, claro, porque para el Barça más que un susto fue un engaño: Centro al área, saltan, forcejean Larsson y César Navas, el balón que cae a los pies de Eto'o, y gol. Momento de duda, Rodríguez Santiago, el colegiado, que consulta con…Rafa Guerrero y…gol anulado.

Tuvo más oportunidades el Barcelona, pero ni los delanteros supieron acertar con la pelotita ni Arnau permitió la entrada en su portería de los balones que se dirigían entre los tres palos. Sesenta por ciento de posesión para el Barcelona, control del absoluto del partido, raro que no se marchara el club catalán al descanso con algún premio.

Arnau se inspira con el Barça, se le da bien. Ya realizó un extraordinario partido en el Camp Nou y hoy, en la vuelta, en su casa, también tuvo manos para todos, para Eto'o, para Larsson, para Giuly, para Motta… Manos como paelleras.

Salió el desatascador, Andrés Iniesta, un tipo al que no le hace falta calentamiento para entrar de lleno en los partidos. Y Ezquerro por Giuly; también tuvo un mano Arnau para detener al delantero vasco del Barça, que nada más salir puso a prueba de cerca al buen guardameta del Málaga.

El duelo, en su recta final, entró en una dinámica extraña, con el Málaga buscando el camino del gol sin suerte (y sin pólvora) y el Barcelona un poco desquiciado ante la exhibición de Arnau, que parecía tener imanes en los guantes; Van Bommel también tuvo su gran ocasión, pero se encontró con Arnau, otra vez, como Eto'o, que tampoco supo como rematar una jugada sin que acabase en las manos del portero malagueño.

Andaba ya el Barça echando de menos la magia de Ronaldinho, el cascanueces oficial, cuando a Duda le salió un disparo con muchísimo veneno, casi en el descuento, pero Víctor Valdés, quizá por envidia, tuvo una intervención muy acertada.

Después de 24 remates efectuados por el Barcelona a lo largo del partido, (así rezan las estadísticas) Eto'o mando el último al larguero, cuando Arnau parecía batido. Nada, imposible.