La familia de Javier Monge critica a la Administración por no informarles del resultado de la autopsia
La causa de la muerte del joven fue la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en su versión clásica
La autopsia realizada a Javier Monge, quien falleció en Madrid el pasado 27 de abril, ha revelado que su muerte no se debió al mal de las vacas locas, sino a la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en su versión clásica, según fuentes de la dirección de Salud Pública de la Comunidad de Madrid. Al hacerse público el resultado, la madre de Monge, Rosa Sanz, ha criticado el no haber sido informada, lo que ha calificado como "la última puñalada" de la Administración en este caso.
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La Consejería de Sanidad, antes de informar a la familia, ha trasladado el informe a los medios de comunicación. Según Rosa Sanz, su hija intentó ponerse en contacto la semana pasada con las autoridades sanitarias, sin obtener ningún resultado. Los padres de Javier Monge habían asegurado que su hijo había contraído la variante humana de la enfermedad de las vacas locas.
"Los resultados de la autopsia han dado negativo, según las pruebas realizadas en el centro de referencia de la Fundación Hospital Alcorcón", indicaron fuentes de Salud de la Comunidad de Madrid.
Monge falleció en abril después de una larga convalecencia que se prolongó más de cinco años; había vivido más de un año en Gran Bretaña, a finales de los 90, e ingresó en mayo de 2000 en el hospital 12 de Octubre, en Madrid, con trastornos neurológicos, por lo que fue sometido a diversas pruebas para conocer su enfermedad.
Tras su muerte, los padres de Monge realizaron un requerimiento judicial para poder extraer una muestra del tejido nervioso del fallecido y conservarlo en nitrógeno fresco líquido.
Una mujer de Madrid, único caso en España
Las pruebas que se le practicaron a Monge no pudieron despejar las dudas sobre la enfermedad del joven, y sólo su necropsia podría aclarar el origen de su patología.
El único caso conocido en España en humanos de la enfermedad de las vacas locas se hizo público el 29 de julio de 2005, cuando las autoridades sanitarias confirmaron la muerte de una mujer, de 26 años, en la Fundación Hospital de Alcorcón, lo que fue ratificado tiempo después por el laboratorio de Edimburgo.




