El cloro de las piscinas, enémigo de los pulmones
Los neumólogos alertan de que un exceso de cloro "puede causar asma y dañar los pulmones"
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica alertó contra el exceso de cloro en las piscinas ya que "puede causar asma y dañar los pulmones, un riesgo que aumenta cuando la exposición al mismo es frecuente o muy prolongada". El riesgo de asma podría aumentar hasta el 60% cuando la exposición al cloro es intensa.
El neumólogo del Centro de Alto Rendimiento para Deportistas de San Cugat del Vallés, Franchek Drobnic, que participa en el congreso de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, señaló que las personas más expuestas son los nadadores, los monitores y el personal de mantenimiento, aunque también habría que incluir en este grupo a los bebés y niños muy pequeños que ahora en verano pasan horas en la piscina o a quienes sus padres apuntan durante el resto del año a cursos de natación en piscinas cubiertas.
"La razón de que haya que incluir a los niños de 2 ó 3 años es que sus pulmones están en plena fase de desarrollo, un período durante el cual su función respiratoria es más proclive a reaccionar de un modo anómalo ante la presencia de un elemento irritante como es el cloro", aseveró.
El doctor Drobnic aseguró que "el cloro que se emplea para la desinfección de las piscinas puede no ser inocuo". Además, recordó que la inhalación del cloro y sus derivados en el aire y en el agua de las piscinas "ataca la pared de los pulmones y expone a los niños a los efectos de la contaminación atmosférica y el asma". De hecho, el riesgo de asma, según un estudio realizado en Bélgica, podría aumentar hasta el 60 por ciento cuando la exposición al cloro es intensa y prolongada.
El cloro es, además, un gas irritante de las mucosas y del aparato respiratorio que puede producir hiperactividad bronquial en individuos susceptibles, sea cual sea su edad, como el caso de los nadadores de alto nivel, quienes por razón de profesión o vocación están mucho tiempo en contacto con él y entre los que, la prevalencia de hiperactividad bronquial -circunstancia que predispone a padecer asma- tiende a ser más elevada que en la población general.
El experto de la Separ explicó que el primer síntoma de que el nivel de cloro está afectando es la irritación de las mucosas oculares, de la nariz y de la garganta, que va en aumento hasta producir un dolor agudo. "Esta irritación afecta también a las vías respiratorias inferiores, produciendo una tos refleja que puede provocar el vómito y en casos extremos edema pulmonar".




