La España vertebrada
Como un bloque, sin fisuras ni regalos, los de Luis jugaron un buen fútbol para arrollar a Ucrania en el debut
La Selección gustó y se gustó frente a los ucranianos. Leipzig es un nuevo Querétaro. Los goles de Xabi Alonso y Villa (2) fueron un justo premio al que buscó el partido, no la especulación. Este Mundial empieza como nunca para una España históricamente sin fe.
Fue un arranque de poderío el de España. Control de la pelota, apertura en especial a la banda derecha, la que subía con reiteración Sergio Ramos, y cierta contundencia previa a los tantos. Como con un tiro de Xavi o en otro de Luis García. Una España sorprendente, mejorada respecto de los bolos de preparación, y con hambre, lo que le gusta a Luis Aragonés.
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Y el mundo al revés en el espectacular comienzo español. Inauguró Xabi Alonso, de cabeza, y apuntilló Villa, de falta directa. Papeles cambiados entre un medio y un punta. Pero beneficio general. Éxtasis y encuentro aparentemente resuelto en 17 minutos.
Tras el 2-0, España durmió un poco el duelo. Lógico. Un Mundial es largo y se juega con 14 jugadores cada partido, que los cambios bien hechos hacen mucho.
Ucrania, lista en apariencia con Shevchenko para tratar de matar al contragolpe, se vio en la peor de sus pesadillas posibles: con dos goles abajo pronto.
Se quedó sin recursos, sin ideas creativas ante un rival que resplandecía de rojo y que mordía con Marcos Senna en la mitad del campo entre los jugones, los Javieres (Xavi y Xabi). Los ucranianos largaban pelotazos largos y apenas inquietaban. Casillas apenas intervino. También estuvo correcto el árbitro suizo Bussaca, cortando algún avance rival, y torpes los de amarillo, al caer en el fuera de juego que tiró España como con cartabón.
La lástima estuvo en la última ocasión del primer tiempo, de Villa a los 44 minutos, pues un tercer habría tumbado del todo al vecino de Rusia.
De perlas
En la segunda parte todo empezó de perlas. Que siguiera la fiesta en Leipzig, especie de Querétaro ya para el fútbol patrio. Carrera de Fernando Torres, la consabida pifia en el mano a mano con el meta y penalti que pita Bussaca para hacernos un favor por un agarroncito de Vaschuk (expulsado). Lo lanzó Villa. Y gol del guaje. 3-0. Ni en los mejores sueños de Manolo el del Bombo o Poli Rincón. El 'hat-trick' para el asturiano estuvo muy cerca, con una ocasión sensacional a los 51 minutos, solo.
Luis movió ficha. Sacó la casta y la experiencia de dos pesos pesados, Albelda y Raúl, en lugar de Xabi Alonso y Villa. El mensaje, muy claro. Un SMS rotundo. Que cuenta con ellos, que serán importantes en esta Copa del Mundo y que el 3-0 se daba por bueno en la delegación española. Y tanto. Era la mayor goleada de la primera jornada en la fase inaugural.
Pudo aumentar la paliza nacional, como en una diana anulada a Senna por falta previa de Sergio Ramos, aunque nada estropeó la celebración en Lepizig. Ni los ataques de Ucrania para maquillar su desastre, aun con el mérito de jugar con uno menos. Al final, Luis premió a Cesc, que salió al campo por Luis García. Aquí hay sitio para muchos. Hasta para que Puyol, ¡en posición de 10!, asistiera a Fernando Torres para el implacable 4-0 del atlético.
Cayó el primer muro en la ex RDA. Que pasen los siguientes, Túnez y Arabia Saudí. Que se van a enterar. Este Grupo H parece ya ganado.