Un policía musulmán denuncia a Scotland Yard por discriminación religiosa y racial
Fue despedido porque sus hijos asisten a una mezquita cuyo clérigo relacionan con el terrorismo
Amjad Farooq, un policía musulmán británico de 39 años especialista en armas de fuego, ha demandado a Scotland Yard por discriminación religiosa y racial. El agente fue despedido del servicio especial de protección de altos mandatarios, entre los que se incluye el primer ministro británico Tony Blair, al ser considerado "un riesgo para la seguridad nacional".
La razón que aduce Scotland Yard para el despido es que dos de los hijos de Farooq, de nueve y once años, frecuentan una mezquita en la que imparte doctrina un clérigo islamista al que la policía relaciona con un grupo sospechoso de actividades terroristas.
También le informaron de que su presencia podía molestar a los servicios secretos de EEUU, cuya embajada es uno de los destinos de los policías del grupo de protección diplomática. El agente había trabajado en ese puesto de élite durante seis semanas.
Otro caso
El mes pasado se prohibió a otro agente de la Policía Metropolitana, Alexander Basha, proteger la embajada israelí en Londres por sus conexiones familiares con el Líbano.
"Vivimos en una sociedad en la que es posible señalar a un musulmán en el extranjero, asegurar que tiene armas de destrucción masiva y que presenta un riesgo para la seguridad nacional sin que nadie se haga preguntas" dijo a "The Independent" el abogado de Farooq, Lawrence Davis, del bufete "Equal Justice".
"Ahora, quienes nos protegen se atreven incluso a señalar con ese mismo dedo a los musulmanes británicos, a los que se declara culpables por asociación. Se declara que son culpables sin darles tiempo a demostrar su inocencia. Esto cada vez se parece más a una caza de brujas", añadió el letrado.
Indignación
El secretario general adjunto del Consejo Islámico de Gran Bretaña, Inayat Buglawala, dijo que lo ocurrido a Farooq "no constituye sorpresa alguna para muchos musulmanes británicos: la insinuación y la difamación sustituyen cada vez más a las pruebas cuando se trata de culpar a un musulmán".
Por su parte, Ghayasuddin Siddiqui, dirigente del Parlamento Musulmán Británico, calificó lo ocurrido de "peligroso precedente" y dijo que "hay que tener mucho cuidado cuando no hay pruebas directas y sobre todo cuando la acusación está relacionada con los hijos de una persona".




