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El Manchester gana al Milán 3-2 en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones

Ferguson puso las cartas sobre la mesa desde el principio y el Milán aceptó el reto. El resultado, un magnífico espectáculo, el que brindaron en Old Trafford Manchester y Milán, buscando una plaza en la final de la Champions. Kaká, uno de los dos grandes protagonistas de la previa, se marcó una exhibición en la primera parte del partido que fue insuficiente ante el vendaval de juego y recursos del Manchester. Y lo mejor de todo es que habrá partido de vuelta.

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En un fútbol, el inglés, en el que el mito está tan unido al deporte rey como el propio juego, los calificativos y las tradiciones resultan ser mucho más que una mera anécdota. El sobrenombre de "Teatro de los sueños", con el que se conoce al estadio del Manchester United, podría servir de titular para resumir 90 minutos espectaculares, dignos de una semifinal de Champions. Falta saber si la otra semifinal, que abren este miércoles el Chelsea y el Liverpool, estará a la altura en ese sentido -algo que, como mínimo, hay que poner en duda-.

Porque la batalla que libraron Manchester y Milan en Old Trafford fue monumental desde que sonó el himno de la competición con los dos equipos formando en el terreno de juego, hasta que el griego Kyros Vassaras hizo sonar el pitido final. Todo lo que sucedió entre medias es difícil de resumir en una crónica.

Al principio, el equipo inglés empezó cojo por la cantidad de bajas que arrastraba, sobre todo en defensa, donde sólo el francés Evra -que, por cierto, no estará en San Siro por sanción- es un habitual en la alineación. El viento sopló de cara para ellos porque el primer gol llegó muy temprano. En una jugada con muchos hombres buscando el balón alrededor de Dida, el portero brasileño se metió el tanto en propia puerta, aunque la UEFA se lo concede a Cristiano Ronaldo, último jugador del Manchester en impulsar el balón. Hubo varios minutos de dominio del Manchester, hasta que aparecieron Gattuso y Seedorf para coger el dominio del juego y llevar a su equipo hasta el empate.

Dos tantos de Kaká

La igualada llegó en una soberbia jugada de Kaká, al que apuntaban más que nunca los focos, -el otro protagonista, Cristiano Ronaldo, fue de más a menos en esta ocasión-. El brasileño dio una lección de definición, haciendo las labores de delantero, con un par de cambios de ritmo imposibles para Brown y Heinze, que no pudieron pararle. Con ese desconcierto, el Manchester no paró de atacar pero, quince minutos después, una indecisión de la zaga inglesa volvió a mostrar al mejor Kaká, que se llevó la pelota entre tres y definió con sutileza a la izquierda de van der Sar. Nueve goles para la estrella del Milán en la competición, y Old Trafford en silencio. Así, con el Manchester tambaleándose llegó el descanso.

Tras él, Ancelotti retiró a Maldini, que estaba apercibido de sanción, y metió en el campo al ex del Parma Bonera, al que se le vino encima el chaparrón de fútbol del Manchester. El equipo de Ferguson cogió el mando y se repuso como un equipo campeón gracias a una auténtica exhibición de recursos ofensivos. Cuando Rooney dejaba huecos libres aparecía Giggs -muy buen partido del galés-. Si no, lo intentaba Cristiano Ronaldo, que se inventó una jugada con un fantástico remate que sacó muy bien Dida. Y si no, aparecía Paul Scholes. De una genialidad del último superviviente de los 'Fergie Babes' salió el gol del empate inglés. Tres toques en el centro a una velocidad de vértigo, el balón le llega a Scholes, que se inventa una "cuchara" para que Rooney se anticipe a Bonera y marque el gol de la igualada.

Rooney, en el último minuto

Sirvió para que el "Teatro de los Sueños" se volviera loco y para que el Milan se diera cuenta de que le quedaba una media hora eterna por delante. Con el Manchester volcado, sólo una falta lejana de Pirlo -que se inventó Gilardino al más puro estilo italiano- inquietó a Van der Sar en plena avalancha de los suyos. El premio -merecido- a lo que se había visto llegó en el último minuto, de nuevo de la mano de Wayne Rooney, pegándole al primer toque tras otra fantástica jugada de Ryan Giggs, que parece que vive una segunda juventud. Pocos segundos después, Vassaras pitó el final, como si hubiera querido dejar un punto y seguido al espectáculo, que se resolverá el miércoles que viene en San Siro. Si el partido de vuelta resulta ser la mitad que lo que ha sido el de la ida, ya pueden ir frotándose las manos para ver otro duelo digno de la mejor competición de clubes del mundo.

 
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