El Liverpool, finalista de la Champions tras eliminar al Chelsea en la tanda de penaltis con Reina como héroe
Pepe Reina fue el protagonista de la noche en que el Liverpool se clasificó para la final de la Champions, tras dejar al Chelsea en la cuneta de las semifinales por segunda vez en las últimas tres temporadas.
Tras 120 minutos llenos de tensión y fútbol-control, -1-0, gol de Agger-, Reina detuvo dos penaltis -a Robben y Geremi-, y en un dramático desenlace metió a su equipo en la lucha por su sexta Copa de Europa. El juguete de Abramovich se volvió a romper, en lo que puede ser el adiós de Mourinho, y Mejuto, que anuló con buen criterio un gol a Kuyt, estuvo bien.
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Para algunos es una cruel ruleta rusa. Pero a otros les resulta un juego simpático que siempre termina con un final feliz. Se veía venir el desenlace de la primera semifinal de la Champions tras lo que pasó en la ida y sabiendo cómo son ambos técnicos -hicieron sólo un cambio cada uno durante el tiempo reglamentario-. Y la suerte volvió a sonreír al Liverpool desde el punto de penalti. Siempre lo ha hecho en los últimos dos años. Pasó en Estambul, en mayo de 2005, donde los chicos de Benítez igualaron una final increíble para terminar ganándola. Pasó hace casi un año en Cardiff, donde Reina detuvo tres penaltis para ganarle la final de la Copa de Inglaterra al West Ham. Y ha pasado, la noche de un 1 de mayo, en Anfield, ese escenario desequilibrante que respondió a la arenga de su entrenador durante la víspera.
Porque el partido tuvo su historia. Intensa historia, pero del fútbol hubo pocas noticias. Benítez volvió a demostrar que, en la estrategia es, probablemente el mejor entrenador del mundo. Tras dos livianas ocasiones para el Liverpool, en el minuto 22, el Chelsea concede una falta, muy cerca de la esquina, a la izquierda de Cech. Gerrard está preparado para sacarla, hace el movimiento de colgarla al área pequeña. Allí esperan seis hombres del Chelsea, pero en la corona del área no hay nadie. El capitán del Liverpool frena su carrera y hace, por sorpresa, un pase raso en paralelo. Por ahí llega en carrera Agger, el central danés, que con un golpeo seco con su pierna izquierda hace el gol que iguala la eliminatoria. Siempre decimos que Benítez es muy amigo de la pizarra, pero cuando ese es un motivo del éxito, hay que reconocérselo.
A partir de ahí, el contador se puso a cero, aunque el Liverpool llevaba ventaja. La que sentía en el aliento de 'The Kop', su inseparable afición que no paró de cantar un solo segundo, y la del dominio de la pelota -71 por ciento a 29 en los primeros veinticinco minutos de partido-. Gerrard, que empezó en la derecha, sacaba la escuadra y el cartabón para poner los pases que no podía poner Xabi Alonso, que empezó el partido en el banquillo, y justo antes del descanso, Reina volvió a ser providencial, como en el partido de ida, sacando un balón muy peligroso que tenía pinta de meterse en su puerta.
La segunda parte empezó como terminó la primera. Con dominio del Liverpool, que movía bien la bola con los mismos hombres de la primera parte. Doce minutos después, Dirk Kuyt dio un serio aviso con un remate de cabeza que se estrelló en el larguero de Cech. El Chelsea daba entonces sensación de estar más entero, pero ambos entrenadores intuían que el final más probable conducía de camino a la prórroga. Antes de eso, sólo hubo una ocasión clara por parte del Chelsea. Muy clara, eso sí. Joe Cole, que ocupó un lugar en ataque por la polémica ausencia de Shevchenko, apuró su carrera hasta la línea de fondo, y sirvió un pase en bandeja al que llegaba Drogba a toda velocidad. Carragher, que hizo un partido memorable, metió el pie en el último instante y salvó a su equipo.
Así llegamos a la prórroga, con el Liverpool decidido a evitar los penaltis. Una jugada bien trenzada por Xabi Alonso, que ya estaba en el campo, terminó en un remate de Kuyt que significaba el 2-0 si el holandés no hubiera estado en fuera de juego. Mejuto González, en una decisión muy difícil, hizo caso a su asistente y anuló el gol con buen criterio. Eso fue en la primera parte del tiempo extra, y en la segunda el miedo atenazó a ambos equipos, aunque eso no significa que no hubiera alguna jugada de peligro. A punto estuvo el Chelsea de hacer la misma gracia que en Valencia, en el minuto 116 de partido, cuando Wright-Phillips centró y Drogba no llegó por centímetros. No hubo tiempo para más. A los penaltis.
Y lo cierto es que la tanda la ganó el Liverpool desde el principio. Zenden tranformó el primer penalti, y cuando Robben, lanzó el primero del Chelsea, Reina lo paró. Le tocó el turno a Xabi, que lo volvió a tirar a la izquierda de Cech, que casi llega, pero no pudo. Gol, y 2-0. Lampard transformó, y Gerrard también. Entonces le tocó a Geremi, al que Anfield encogió. Reina volvió a parar, y dejó la clasificación en los pies de Kuyt. El holandés cambió el lado de lanzamiento y obtuvo su merecido premio. Así, el próximo 23 de mayo, en Atenas, el Liverpool de Rafa Benítez y su legión de españoles estará otra vez en la final, para continuar haciendo historia. De momento, espera rival en la final, que saldrá del otro duelo, uno -esperemos- con más fútbol, entre Milán y Manchester United.
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