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El asesinato de un alto funcionario judicial agrava la crisis en Pakistán

La violencia se apodera de Karachi en protesta por la destitución del jefe del Tribunal Supremo

La lucha por el poder en Pakistán deja ya casi 40 muertos. Un alto funcionario judicial, estrecho colaborador del jefe del Tribunal Supremo destituido Iftikhar Chaudhry, fue asesinado la pasada madrugada de un tiro en el pecho. Los enfrentamientos callejeros en Karachi desde el sábado entre los partidarios del general-presidente Pervez Musharraf y Chaudhry, erigido como líder de la oposición, han convertido la ciudad portuaria paquistaní en un campo de batalla. La oposición ha convocado una huelga general para hoy; Musharraf ha autorizado a los paramilitares a disparar.

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Syad Hammad Reza, un cercano colaborador del destituido Chaudhry, fue asesinado por unos pistoleros horas antes de que comenzara la audiencia en el Tribunal Supremo que investiga la destitución del juez el 9 de marzo pasado, que Musharraf justificó por "abuso de poder".

La audiencia prevista, no obstante, se aplazó para mañana porque uno de los jueces renunció a tomar parte en la causa. Chaudhry apeló su destitución ante al alto tribunal porque "Pakistán necesita una justicia independiente y respeto a las leyes".

La crisis política abierta en Pakistán es el mayor desafió a la autoridad del general-presidente Pervez Musharraf desde que llegara al poder en 1999 tras un golpe de estado.

Como jefe del Tribunal Supremo desde 2005, Chaudhry se había convertido en una molestia para el presidente, jefe del Ejército. El magistrado investigó sobre presuntos terroristas desaparecidos, bloqueó la privatización de la acería nacional y demostró independencia en el cargo.

Karachi, ciudad sin ley

Los enfrentamientos más duros han ocurrido en Karachi, en la sureña región del Sind, centro financiero y ciudad más poblada de Pakistán, desde que el sábado Chaudhry intentó dar un mítin ante sus seguidores.

En los enfrentamientos, al menos 40 personas han muertos en las calles de Karachi y otras 150 han resultado heridas. El Gobierno paquistaní ha ordenado disparar a cualquiera implicado en las revueltas.

"La ciudad está totalmente paralizada. Las tiendas están cerradas y el transporte público no circula. La genta se ha encerrado en sus casas", dice el jefe de policía.

Con la ciudad tomada por el ejército y bandas rivales, la oposición, que acusa al progubernamental Movimiento Muttahida Qaumi (MMQ) de los disturbios, ha convocado para hoy una huelga general que se espera multitudinaria.

 
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