El ganador del Tour 96, Bjarne Riis, confiesa que se dopó con EPO
El danés Bjarne Riis, ganador del Tour de Francia de 1996 y actual director deportivo del CSC, ha confesado hoy haberse dopado con EPO, con lo que se convierte en el séptimo corredor del equipo Deutsche Telekom (con el que logró su victoria en la ronda francesa) en hacerlo. "Si, me he dopado, tomé EPO" (eritropoietina), dijo Riis en una conferencia de prensa en Copenhage. La Unión Ciclista Internacional (UCI) no ha tardado en instarle a devolver el maillot amarillo.
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Riis, que ganó el Tour que rompió con el reinado de cinco años de Miguel Indurain, dijo que él había tomado solo la decisión de doparse y que los médicos del Telekom, que ahora son blanco de las críticas, sólo tenían la función de controlar que los corredores que optasen por sustancias prohibidas no se sobrepasasen. El ex ciclista danés dijo que su confesión era estrictamente personal y que no involucraba a nadie más.
Riis admitió que su confesión había sido en parte precipitada por los recientes acontecimientos en Alemania, donde ha habido una ola de declaraciones de corredores que recurrieron al dopaje. El caso más destacado hasta ahora había sido el del sprinter Erik Zabel.
La UCI le pide que devuelva el maillot
La Unión Ciclista Internacional (UCI) ha instado esta tarde al ex ciclista danés Bjarne Riis, actual director deportivo del CSC, a que devuelva el maillot amarillo que le consagró como campeón del Tour de 1996, después de admitir el consumo de sustancias prohibidas durante la carrera.
La UCI reconoce en un comunicado que el tiempo para sancionar a Riis ha expirado, pero le urge a devolver el jersey amarillo, "el símbolo de la victoria", que consiguió en la edición de 1996 de la ronda gala. Riis confesó esta tarde haber consumido EPO entre los años 1993 y 1998, incluyendo durante su victoria en la ''Grande Boucle''. El danés ha sido, de momento, el último en admitir su culpa en el torrente de confesiones sobre dopaje que están afectando seriamente la credibilidad del ciclismo.
La UCI cree que estas revelaciones son "extremadamente positivas" e insta a otros corredores que usaron el dopaje a hablar sobre él. "La ley del silencio ya no existe, cada persona debe ahora asumir todas las consecuencias de sus actos", añade el comunicado.