Hallan en La Rioja huellas de un dinosaurio nadador único en el mundo
Hallazgo en Enciso, en una zona con 125 millones de años
Un equipo de investigadores dirigidos por Rubén Ezquerra, de la Fundación Patrimonio Paleontológico de La Rioja, ha descubierto un rastro bajo el agua constituido por 12 huellas consecutivas que supone la prueba más firme descubierta hasta la fecha de que algunos dinosaurios podían nadar. Su descubrimiento, que se publica en la revista 'Geology', se ha realizado en la localidad riojana de Enciso.
El rastro, que tiene una longitud de 15 metros de largo, se encuentra en el yacimiento de La Virgen del Campo, en Enciso (La Rioja) y contiene el primer registro largo y continuo de natación llevada a cabo por un dinosaurio terópodo no aviar.
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Los investigadores descubrieron las marcas en una amplia área conocida por su abundancia de rastros de dinosaurios terrestres que datan de inicios del Cretáceo, hace 125 millones de años.
El rastro consiste en seis pares asimétricos de entre dos y tres marcas de arañazos o raspaduras cada una que se conservan en una capa de piedra arenisca, y que son de unos 50 centímetros de largo y 15 de ancho. El espacio entre ellos sugiere una zancada submarina de entre 243 y 271 centímetros.
Según Loic Costeur, de la francesa Universidad de Nantes y coautor del trabajo de investigación, las marcas en forma de ''S'' sugieren que era un gran animal que flotaba pisando el sedimento a medida que nadaba en aproximadamente 3,2 metros de agua. Las ondulaciones de las superficie de la localización indican que el dinosaurio estaba nadando contra la corriente, esforzándose para mantener su rumbo.
Según Costeur, "el dinosaurio nadaba con movimientos alternativos de los dos miembros posteriores en un movimiento pélvico de remos", un estilo de natación que amplifica el movimiento de caminar de forma similar a la de los modernos bípedos que incluyen a las aves acuáticas, según el investigador.
Durante años los investigadores han estudiado si los dinosaurios eran capaces de nadar pero hasta ahora existían pocas evidencias que documentaran esta conducta. "El rastro de La Virgen del Campo abre la puerta a nuevas áreas de investigación", explica Costeur. Para el experto, los nuevos modelos biomecánicos aumentarán el entendimiento de la fisiología de los dinosaurios y sus capacidades físicas, así como la visión de los nichos ecológicos en los que vivían.