Sociedad

Se cumplen diez años del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco

Aniversario de una de las movilizaciones populares más intensas de la reciente democracia

El 10 de julio de 1997, Miguel Ángel Blanco comió en casa de sus padres y se dirigió a Eibar a una reunión con un cliente. Nadie le vió subir ya al tren. A las tres horas, ETA efectuaba la fatídica llamada a un medio de comunicación: el joven concejal del PP del ayuntamiento de Ermua estaba secuestrado.

ETA amenazaba con matarle si en 48 horas el ministerio del Interior no accedía al reagrupamiento de los presos etarras en cárceles del País Vasco.

La Policía se lanzó a rastrear la zona mientras la angustia se apoderaba de todos; cundían las concentraciones en mitad de la noche, con velas encendidas, y las manifestaciones espontáneas para pedir su regreso, sano y salvo.

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Era el espíritu de Ermua, una tromba de solidaridad y rabia que crecía en toda España sin convocatorias políticas previas. El reloj avanzaba sin rastro de Miguel Ángel, pero aún quedaban esperanzas, hasta para la familia.

En la tarde del sábado 12 de julio, Miguel Ángel fue hallado por unos vecinos, maniatado y gravemente herido, en el puente viejo de Cocheras de Lasarte.

Murió en la madrugada siguiente. Un inmenso "Basta ya" salió de millones de gargantas convertido en un alegato contra el terrorismo. En la manifestación de Madrid, los cuatro presidentes de gobierno de la democracia, todos los líderes políticos y por primera vez, el presidente del gobierno vasco. Aquella tarde la consigna era solo una: "Todos unidos contra ETA".

Así lo contó la SER el asesinato de Miguel Ángel Blanco

"¡ETA no, vascos sí!"