La crisis hipotecaria deben pagarla los inversores y no los contribuyentes, según el FMI
Las 'subprime' representaban a finales de 2006 el 15% de todos los créditos inmobiliarios en vigor
Madrid
Son los inversores los que deben pagar la crisis hipotecaria y no cargarla sobre los hombros de los contribuyentes mediante operaciones de rescate de los poderes públicos. Este es el criterio expresado por los analistas John Kiff y Paul Mills en un artículo colgado en la web del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ambos autores argumentan que si los responsables políticos quieren proteger a los consumidores, han de mantenerse firmes ante las presiones de deudores en apuros. Los analistas señalan en su informe que a finales de 2006 las hipotecas 'subprime' eran ya el 15% (1,5 billones de dólares) de todos los créditos inmobiliarios en vigor.
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Resistir a las presiones de los deudores es sólo una de las lecciones que los políticos han de llevarse como experiencia tras la crisis de las hipotecas de alto riesgo. En el artículo, titulado Lecciones de la Turbulencia de las Subprime, sus autores recuerdan cuáles son las otras dos: mejorar la protección al consumidor y reforzar la vigilancia sobre los operadores financieros.
"Los responsables públicos se enfrentarán a continuas presiones para rescatar o subsidiar a los deudores en apuros por hipotecas subprime. Sin embargo, en términos generales debe resistirse a esas presiones por el peligro de reforzar un comportamiento fraudulento o especulativo", asegura el informe.
"Las pérdidas deben dispersarse entre los inversores expuestos al riesgo, en lugar de ser asumidas por los contribuyentes, si los dedudores no pueden ser asistidos mediante modificaciones en los préstamos" que solicitaron.
Saber leer los datos
La crisis se veía venir y eran muchos los indicadores que así lo anuciaban. John Kiff y Paul Mills señalan que, para finales de 2006, las hipotecas subprime eran ya el 15% (1,5 billones de dólares) de todos los créditos inmobiliarios en vigor. Sólo en 2006 se habían contratado "hipotecas basura" por 600.000 millones de dólares (el 90% con tipos de interés variable).
Además, en 2006, la desaceleración de los precios disparó el nivel de impagos y la morosidad hipotecaria, ya que disminuía el valor sobre el que las personas endeudadas podían renegociar sus préstamos o vender para salir de apuros.
El resultado es que casi el 15% de las viviendas compradas mediante "hipotecas basura" o subprime alcanzaron una morosidad de más de 60 días o se vieron sometidas a ejecución hipotecaria. En las hipotecas convencionales el problema no llegaba ni de lejos al 1%.