Miriam Ocariz y Kina Fernández llevan el color y la nostalgia a Cibeles
Dos propuestas diferentes para la primavera-verano 2008

Una de las propuestas de Kina Fernández en Cibeles(Reuters)

El color en toda su intensidad vuelve a protagonizar la colección de primavera-verano de la diseñadora bilbaína Miriam Ocariz, quien ha llevado a la pasarela su propuesta de una mujer juvenil y desenfadada, que no abandona la sofisticación en los tejidos, durante la tercera jornada de desfiles de Pasarela Cibeles.
Juega con las formas, maximiza el color y combina tejidos de forma atrevida. Miriam Ocariz entiende la sofisticación desde un prisma vivaz e imaginativo que no da lugar a la monotonía. Grises vivos, blanco nuclear y azul turquesa frente a luminosos tonos carne y una amplia gama de verdes, donde el pistacho es la estrella, que se conjugan con su habitual rosa chicle, que sólo aparece de forma secundaria en esta nueva línea. Plisados y frunces dotan a muchas de las prendas de un estudiado volumen -donde destaca un originales pliegues en forma de paraguas-, mientras que los vestidos de seda caen sobre el cuerpo femenino como si fueran cascadas de agua.
Lana, organza y punto de seda dotan de sofisticación la colección de Orcariz, donde se muestran estampados que, en su mayor parte, incluyen motivos vegetales con alguna concesión a los cuadros, antes de llegar a la intensidad del rojo y el negro en las prendas de noche.
Nostalgia romántica
Tonos arenosos e iconografía africana recrean el ambiente nostálgico de un viaje de placer a través del desierto con el que la diseñadora Kina Fernández compone su nueva colección primavera-verano 2008, en la que propone a una mujer a medio camino entre lo sport y lo urbano. Prendas de amplios volúmenes, con vestidos y mangas en forma de globo, y grandes escotes destacan en las nuevas líneas de la diseñadora gallega, que presentó hoy en la Pasarela Cibeles y en las que concede un total predominio al blanco y los colores arenosos, además de a tejidos como el lino y la seda.
El romanticismo de una vieja cámara de fotos, sombrillas, grandes bolsos de piel y sombreros de safari ayudan a Fernández a sumergir a sus modelos en un viaje por el desierto que ambienta su nueva colección, donde los complementos también son protagonistas.




