Birmania justifica la represión al considerarse víctima de un plan "neocolonialista"
El ministro de Exteriores, Nyan Win, dice que las manifestaciones en Birmania son parte de una estrategia "neocolonialista" de desestabilización.
El ministro de Asuntos Exteriores de Birmania (Myanmar), Nyan Win, justificó hoy la represión de las manifestaciones en favor de la democracia en su país porque son parte de una estrategia "neocolonialista" de desestabilización. Nyan, en su intervención ante la 62 Asamblea General de la ONU, aseguró hoy que "la normalidad ha regresado a Myanmar" tras la respuesta violenta de las autoridades a una "estrategia neocolonialista".
"El destino de cada país debe ser determinado únicamente por su Gobierno y pueblo, no se puede imponer desde afuera. Por nuestra parte, estamos convencidos en proseguir hacia la democracia a través de nuestro propio camino", aseguró.
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La brutal represión ejercida por la Junta Militar de Birmania en las últimas dos semanas ha causado inquietud internacional sobre la situación en ese país asiático, de difícil acceso y que vive aislado del mundo, así como varias reuniones del Consejo de Seguridad de la ONU para estudiar la imposición de sanciones a Rangún.
Además, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha enviado a su representante especial, Ibrahim Gambari, a Birmania, para entrevistarse con el jefe de la Junta Militar, el general Than Shwe, y pedirle que acabe con esa brutal represión.
Las protestas, convocadas para denunciar el alza de precios de los combustibles y para pedir democracia, comenzaron con pequeños grupos el 19 de agosto y terminaron por congregar a más de 300.000 personas en todo el país el pasado 24 de septiembre, después de que los monjes budistas se pusieran a su cabeza.
Oportunistas e informaciones falsas
Desde la tribuna de la ONU, el jefe de la diplomacia birmana aseguró hoy que la situación en su país no se hubiera deteriorado si las protestas de "un pequeño grupo de activistas" en contra del alza de los combustibles "no hubiese sido explotada por oportunistas políticos". Aseguró que quisieron convertir la situación en un "enfrentamiento político" ayudados por "algunos países poderosos".
Estos "oportunistas", según el ministro birmano, también se aprovecharon de las protestas de un "pequeño grupo de monjes budistas" que exigían una disculpa porque algunos de sus compañeros habían sido maltratados por autoridades locales, aseguró. "Las fuerzas de seguridad se contuvieron y no intervinieron durante casi un mes, pero cuando la multitud se mostró provocadora y revoltosa, no les quedó más remedio que declarar un toque de queda", alegó.
Pero los manifestantes ignoraron las advertencias, prosiguió el ministro, y las fuerzas de seguridad "tuvieron que actuar para controlar la situación".
Para el representante de la Junta Militar birmana, la citada estrategia "neocolonialista" incluye diseminar información falsa sobre violaciones de derechos humanos en su país, la que "presentan como una lucha por la democracia". Agregó que luego imponen sanciones para reducir el país a la pobreza, financian la creación de malestar, y finalmente intervienen en nombre la paz y la seguridad internacional.
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