La reinvención del dibujo, en el Thyssen de Madrid
El Museo Thyssen reúne 71 obras clave de los siglos XIX y XX en la muestra 'Maestros Modernos del Dibujo'
Madrid
El Museo Thyssen-Bornemisza abre al público, el 27 de noviembre, la exposición Maestros Modernos del Dibujo. Se trata de una selección de 71 obras sobre papel de algunos de los nombres más destacados del arte de los siglos XIX y XX: Goya, Toulouse-Lautrec, Van Gogh, Gauguin, Picasso, Miró, Freud o Warhol, entre otros. Además de la representatividad de las obras y los artistas reunidos, las piezas proceden de una colección privada española, la Colección Abelló, que se muestra al público por primera vez.
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En una nota de prensa, el museo recuerda que el dibujo ha sido identificado desde el Renacimiento como la "reflexión previa a la creación de la obra de arte" que, además revela lo más íntimo del artista: su sensibilidad, inteligencia, instinto y emociones, su consciente e inconsciente. Sin embargo, en el siglo XIX el dibujo empieza a considerarse como un medio artístico en sí mismo. La búsqueda de la la especificidad del medio por parte de los artistas es el punto de partida de esta exposición, que trata de "ahondar en las líneas esenciales de la modernidad artística a través del dibujo".
Al hilo de los artistas presentes en la muestra se puede seguir la evolución del dibujo a lo largo de los siglos XIX y XX, partiendo de Goya y terminando con un artista vivo, el británico Lucian Freud. Este completo recorrido presta especial atención al último tercio del siglo XIX y primera mitad del XX, momento culminante de las vanguardias, desde el impresionismo al surrealismo. Sin romper este arco cronológico, la muestra hace énfasis en lo español: Pablo Picasso, Juan Gris, Julio González, Óscar Domínguez, Salvador Dalí o Joan Miró.
El recorrido arranca con un retrato a lápiz que Goya, el más claro precursor del arte moderno, realiza de su mujer, Josefa Bayeu, en 1805. Continúa con la revolución que supuso la liberación de la fidelidad anatómica en la representación del cuerpo, anunciada en la obra más importante de la exposición: el pastel de Degas Después del baño o Bañista secándose (1895). Si la comparamos con Joven arreglándose el pelo (1939) de Matisse se ve la enorme distancia recorrida por la modernidad en su alejamiento del modelo natural, que llega todavía más lejos, casi hasta la desfiguración, en Mujer en cuclillas (1917) de Egon Schiele.
Tras el énfasis en el color y la búsqueda de sensaciones y emociones del impresionismo y del expresionismo, con nombres como Pissarro, Bonnard, Nolde, Munch o Kandinsky, surgen los primeros impulsos del dibujo como creación autónoma: Gauguin, Klimt, Giacometti o Van Gogh. Del holandés se expone Cabeza de una campesina (1884), una obra de extraordinaria fuerza expresiva. Entre las aportaciones más señaladas de la Colección Abelló cabe señalar la obra sobre papel de Pablo Picasso; desde Mujer desnuda (c.1903) hasta Escena de corrida (1960), pasando por Personaje cubista (c.1914-1915), Bañistas (1920) o Cabezas de caballos (1933),. También están presentes otros representantes de la corriente cubista y de sus derivaciones: Juan Gris, María Blanchard, Pablo Gargallo y Torres García.
Destaca también la obra sobre papel de Julio González, figura clave de la escultura del siglo XX no sólo por su contribución en el uso del hierro sino, precisamente, por lo que él mismo denominó "dibujo en el espacio". En el extremo opuesto, Mujer desnuda de pie de Brancusi. El sentido táctil de la forma domina también la obra de otro gran escultor presente en la exposición, Henry Moore. Otro de los grandes movimientos de la vanguardia del siglo XX, el surrealismo, se encuentra igualmente muy bien representado en la muestra: Joan Miró, Salvador Dalí, Óscar Domínguez, André Masson o René Magritte.
Como punto final del recorrido, una pequeña representación del arte de la segunda mitad del siglo XX, con Balthus -Estudio para Katia leyendo (1969)-, Lucian Freud -Cabeza apoyada (1947)- y Andy Warhol -Jean Cocteau (1980)-; son las obras más cercanas en el tiempo, junto a algunos de los dibujos de Miró con los que cierra la exposición, como su Homenaje a Pollock (1978).