Cultura se plantea reabrir Altamira aunque la opinión de los científicos es contraria
El Ministerio quiere "conciliar la conservación de este bien con el derecho de acceso del público"

Algunas de las pinturas presentes en la cueva patrimonio de la humanidad

El director general de Bellas Artes, José Jimémez, explicó hoy en rueda de prensa los actuales trabajos que se están realizando en la Cueva de Altamira con vistas a su posible reapertura en un futuro no muy lejano. Esta decisión, sin embargo, podría estar en contra del criterio de los expertos que están realizando sus estudios en este espacio -que figura en la lista de bienes Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO-, quienes señalan que "científicamente lo mejor sería que no entrase nadie" a este recinto.
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Así lo afirmó en esta presentación Sergio Sánchez, geólogo e investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y coordinador de los trabajos que se están realizando actualmente en la Cueva de Altamira para determinar su estado de conservación.
Según recordó el director general de Bellas Artes, Altamira, "un santuario que hay que conservar", recibió una afluencia masiva de visitantes en las décadas de los años 50, 60 y principios de los 70 hasta que en 1977 se decidió su cierre al público. Poco después se iniciaron una serie de estudios microclimáticos que duraron hasta 1982.
La Cueva fue reabierta entonces con un régimen restringido de visitas hasta 2002, en que cerró definitivamente. En ese periodo de tiempo entraban a Altamira 8.000 personas al año, es decir, unas 25 al día y por espacio de diez minutos.
"La época de las visitas masivas se acabó para siempre", aseguró José Jiménez. Ahora, después de que se haya firmado el pasado mes de abril un convenio de colaboración entre la Dirección General de Bellas Artes y el CSIC para el estudio integral del estado de conservación de Altamira, el Ministerio de Cultura quiere "conciliar la conservación de este bien tan preciado con el derecho de acceso del público", declaró Jiménez.
El citado convenio está suscrito por un periodo de 30 meses, es decir, hasta 2009. Será entonces cuando los responsables ministeriales decidan en qué medida es posible abrir la Cueva de Altamira al público de manera, eso sí, mucho más "restringida" que en el pasado.
Enorme fragilidad
Según explicó Sergio Sánchez, la Cueva de Altamira es un espacio "muy frágil" que puede variar su temperatura si entra mucha gente a visitarla, como ocurrió en el pasado. "Las pinturas son láminas de óxido de hierro adheridas a un techo y lo que se pretende es que sigan ahí. Durante 14.000 años así ha sido", recordó.
A pesar del impacto fortísimo sufrido por las visitas masivas las pinturas rupestres de Altamira se conservan en bastante buen estado, dijo Sánchez. Sin embargo, el científico, aludió al "impacto fortísimo acumulado que ha generado cambios en el ecosistema de la Cueva aunque, tras su cierre, ha ido acercándose a las condiciones originales", matizó.
El exterior de la Cueva de Altamira es otro elemento que, según este experto, es decisivo vigilar y controlar. Por esta razón el equipo de investigadores y científicos que trabajan ahora en Altamira centran sus tareas en estudiar las condiciones microclimáticas; impedir el intercambio de materia en el exterior; controlar la calidad del agua que se infiltra a la Cueva así como el suelo externo para localizar focos de contaminación producidos por la actividad ganadera que hubo en la zona. Además, estudian las poblaciones de microorganismos que hay dentro de Altamira.
"Científicamente lo mejor es que no entrase nadie porque incluso sin entrar se pueden producir impactos", afirmó Sergio Sánchez.
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José Jimenez: "En estos momentos las condiciones de conservación de las pinturas son buenas"




