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La guerra en Irak ahuyenta a sus intelectuales

Cerca de 240 expertos en diversos ámbitos han fallecido y unos 2.000 han dejado el país

La guerra en Irak ha privado al país árabe de casi la entera totalidad de su élite intelectual, que se ha visto obligada a refugiarse en Jordania, los estados del Golfo, Libia o Siria, mientras que otros incapaces de asentar su vida laboral fuera de Irak afrontan con dudas su retorno, en especial a Bagdad.

Según el Ministerio de Educación iraquí, unos 240 expertos en diversos ámbitos con licenciatura universitaria han fallecido desde 2003 a octubre de 2007, y cerca de 2.000 académicos han abandonado el país, según informó Tariq Bakaa, ex ministro de Educación que sirvió en 2004 a las órdenes del entonces primer ministro, Ayad Alaui.

Amenazados

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La situación parece haberse tranquilizado en la capital, pero los académicos iraquíes en el extranjero consideran improbable que regresen a su país en un futuro cercano porque todavía se sienten profundamente intimidados por las amenazas. Al Bakaa, ahora de visita en el país auspiciado por la Universidad de Harvard, se encarga de estudiar el actual sistema educativo de Irak y las amenazas contra los eruditos.

"Uno no va a volver a un país en el que te pueden matar", declaró Al Bakaa, que logró escapar de Irak en 2005 con la ayuda del grupo Risk Network. Uno de sus informes estimó que al menos el 60% de los académicos asesinados procedía de Bagdad y daba clase en universidades. Y nadie ha sido juzgado por estas muertes. "La violencia ha convertido a los mejores profesores en un objetivo", declaró Ahmed Fadel, estudiante de 19 años en la universidad de Al Mustansiria en Bagdad. "No pasa una semana sin que nos enteremos de que un miembro del profesorado ha sido asesinado", añadió.

La situación para los expertos sigue siendo, cuando menos, arriesgada. De los 21 académicos que ahora mismo buscan asilo a través de la red Scholars at Risk, once son iraquíes. Seis de los cuales han formalizado su petición durante los últimos seis meses, marcando una tendencia intimidatoria que amenaza con expulsar hasta al último de los profesores universitarios que residen en Irak.

El fin de la cultura

Hasta los años 80, Irak era considerado el centro académico y cultural del mundo árabe. No obstante, con la llegada de Sadam Husein al poder y el inicio de la guerra Irán-Irak, fondos destinados a la educación acabaron en manos de los comandantes militares durante el conflicto (1980-1988). Muchos de los principales profesores huyeron bajo el Gobierno baazista de Sadam, como consecuencia también de las sanciones recomendadas por Naciones Unidas a lo largo de la década de los 90.

Con la invasión de Irak, la por entonces Autoridad Provisional dirigida por Estados Unidos instituyó un proceso de ''desbaazificación'', bajo el que los miembros de este partido -y entre los que se incluían conferenciantes, profesores, científicos, doctores...- fueron despedidos sistemáticamente. Al Bakaa, un antiguo baazista que abandonó el partido hace 20 años, aseguró que el Gobierno, desde entonces, se ha visto obligado a dar por concluidas más de 150 especializaciones académicas por la falta de expertos en esos campos.

Alicientes

Ante esta situación, el Gobierno ha intentado "compensar" la escasez de especialistas proporcionando trabajos como profesores a todos aquellos con un título superior. No obstante, los académicos consideran esta medida como insuficiente. Primero porque el número de nuevos expertos no alcanzan a cubrir las plazas y en segundo lugar por los planes de apertura de nueve universidades más en Irak, según informó el Gobierno el pasado diciembre. Todas estas nuevas medidas se han adoptado, según el portavoz del Ministerio de Educación, Basil al Jateeb, para animar al los profesores universitarios a regresar a sus hogares.

También se baraja la posibilidad de otorgarles incentivos económicos. Así, el Parlamento está debatiendo en estos momentos una propuesta de ley que incremente el salario del profesorado más beneficios en un 200%, junto con extras como son un seguro de vida y de vivienda. Actualmente, un profesor iraquí gana entre 290 a 1650 dólares al mes.

Jateeb añadió que Irak necesita desesperadamente a sus mejores y más brillantes eruditos, sobre todo a aquellos que ahora enseñan en universidades occidentales. "El Ministerio les pide que regresen, y algunos desean volver, pero otros dudan por la situación de seguridad en el país. Con todo, los que quieran regresar serán bienvenidos", concluyó.

 
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