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Victorias del Madrid sobre el Zalguiris (88-85) y del Barça ante Unicaja (64-62), en la primera jornada de la segunda fase de la Euroliga

El Barça había destituido este mediodía a Ivanovic

El Real Madrid entró en contacto con la exigencia implacable de la segunda fase de la Euroliga en la ''premier'' de la nueva etapa continental en Vistalegre, amenazado hasta el último instante por el Zalgiris Kaunas lituano, reducido al borde de la bocina gracias a la robustez madridista en el último periodo, dominado por un excelente despliegue del estadounidense Charles Smith.

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La segunda ronda de la Euroliga arrancó en la pista de Carabanchel con el primer enfrentamiento entre los blancos y los bálticos desde 1990 y dos pivotes importantes para el Real Madrid como espectadores en la banda: uno en el pasado, el ''Zar'' Arvidas Sabonis, hoy presidente del Zalgiris, su club de origen, y líder de la última Copa de Europa madridista, ganada en la Final entre Cuatro de Zaragoza''95; otro en el presente, el griego Lazaros Papadopulos, lesionado en la mano derecha.

El reencuentro nació a velocidad de vértigo, con un 0-6 para el Zalgiris en menos de dos minutos y un 12-0 en contestación a renglón seguido. Iker Iturbe, que debutaba en su nueva etapa en Madrid, salió en el cinco titular y estrenó el dieciocho en la camiseta con dos triples seguidos. También el estadounidense Louis Bullock acertó sin fallos sus siete primeros puntos.

En total, el 0-6 cambió hasta un 18-9 antes de que los primeros movimientos de ambos banquillos equilibrasen el pulso. El senegalés Mamadou N''Diaye y Jonas Maciulis encontraron los huecos necesarios en la defensa local para nivelar el resultado (19-16), aunque el belga Axel Hervelle tubo tiempo de anotar el cuarto triple madridista en una serie de cinco de cuatro para acabar el primer cuarto en 22-16.

El rebote ofensivo y el triple impulsaban al Madrid. Sólo N''Diaye impedía que el Zalgiris perdiera de vista el partido. El paradero del ex jugador norteamericano del Unicaja Marcus Brown y de su compatriota DeJuan Collins, el mejor asistente de la Euroliga en la primera fase, 4,93 de media por partido, era desconocido salvo para imprimir ritmo y sacar el contragolpe.

Aunque entre N''Diaye y Maciulis el Zalgiris sacó los colores del líder ACB en el inicio del segundo corte. El Real Madrid malvivió con cuatro puntos cinco minutos y cedió la iniciativa merced a una serie de 0-9. Bullock vinó en auxilio de los suyos. Los lituanos apenas disfrutaron el 26-29 que penalizó el apagón ofensivo madrileño, especialmente acentuado en los lanzamientos de dos puntos.

Un triple de Bullock igualó la diferencia y, a partir de ahí, el Madrid mejoró poco a poco los movimientos delante del aro báltico (40-33 m.19). Pero, claro, en un choque que, entre otros, reúne al quinto y al sexto jugadores que más triples intentan de toda la Euroliga, Bullock y Brown, y a unos cuantos especialistas exteriores de la talla de Smith y Maciulis, el marcador fluctuaba como un acordeón.

Al unísono, Felipe Reyes ya se dejaba notar. Igual que Marko Popovic. Aunque Collins y Brown sólo habían anotado tiros libres en el ecuador de la contienda (6/6 el uno y 2/2 el otro ), el croata Marko Popovic, ex del DKV Joventut, clavó dos triples desde Kaunas antes de la bocina del descanso para situar el choque en pie de igualdad (43-39).

Esto es el ''Top 16''. A este nivel nadie puede descuidarse ni un instante. Los equipos están dotados para poner en cancha jugadores de un altísimo nivel en todas las posiciones. Si alguien falla aparece un recambio que lo compensa. Maciulis y Popovic hicieron las veces de Collins y Brown todo el primer tiempo, lo que sumado a la buena labor de N''Diaye en la zona sostuvo al Zalgiris.

El propio senegalés y el estreno de Collins desde los 6,25 propicio otro despegue visitante en la salida del tercer periodo que Brown, también reaparecido en el triple -tres seguidos-, transformó en un serio aviso para el Real Madrid (48-54 m.26).

La batería exterior báltica enseñaba su tremendo poderío. Los tres hombres pequeños del Zalgiris -Collins, Popovic y Brown- traían de cabeza a la defensa local. El Madrid, aspiraba bocanadas de aire gracias a Bullock y, dentro de la pintura, a Reyes, los únicos capaces de perforar la tela de araña tendida por los lituanos delante de la canasta.

El Madrid aguantaba los embates con más ganas que serenidad ante el recién proclamado campeón de la Copa de Lituania por encima del Lietuvos Rytas, otro equipo de la Euroliga. Sin embargo, el sacrificio blanco encontró recompensa en un 7-0 que recortó toda la ventaja del Zalgiris y clausuró el cuarto con tablas en el tanteador (59-59). Bullock -diecisiete- y Reyes -trece- sumaban un punto más entre ellos dos que el resto del conjunto de Joan Plaza.

La situación requería pulso firme. El que demostraron el estadounidense Charles Smith y el turco Kemal Tunceri para alargar el 7-0 del final del periodo anterior hasta un 13-0 que, además, registró entre triple y triple un tapón estratosférico de Smith. El Madrid atacaba mejor que en los minutos anteriores. El secreto de su mejoría atacante, sin embargo, respondía a un incremento de la intensidad defensiva.

El cóctel produjo una tanda total de 18-0 rematada por Smith, que despachó un último cuarto sensacional (70-69 m.34). Lo que no arredró al Zalgiris. N''Diaye desenterró de nuevo el hacha de guerra (70-65) y, en medio del recital de Smith, el Madrid y el Zalgiris se lanzaron a un intercambio de golpes entre pesos pesados para solventar la cuestión. Los blancos exhibieron más pegada y el primero de los tres partidos de la segunda fase europea en Vistalegre, claves para avanzar hacia las eliminatorias, subió a su casillero de triunfos.

Unicaja, víctima de la fe del Barça ''post-Ivanovic''

Apenas unas horas después de ver cómo su entrenador era despedido, el Barcelona se obligó a un ejercicio de supervivencia para superar a Unicaja, víctima de la fe del conjunto local e incapaz de aprovechar el clima de tensión del Palau Blaugrana para iniciar el Top 16 con una victoria.

No es habitual que un entrenador sea destituido horas antes del partido. Ocurrió en el Barcelona, que fulminó a Dusko Ivanovic en la hora del aperitivo. La decisión, sin precedentes bajo el mandato de Joan Laporta, marcó el partido ante Unicaja, que, sin embargo, estuvo a punto de forzar la prórroga en el último suspiro.

Quiso el Barça elevarse por encima de la tensión de los despachos. Más allá de los contratos destruidos y las dudas del proyecto, el equipo firmó un acto de fe, con más actitud que juego, que sirvió para tumbar a un Unicaja decepcionante, con tan sólo el 37 por ciento de acierto en tiros de dos.

Bien cerrado en defensa y ayudado por su público, el Barcelona comenzó con el depósito de gasolina a tope, y pilló desprevenido a Unicaja, sin recursos en el primer acto, errático y en manos de Haislip (17-9 al final del primer período).

Aunque le falló incomprensiblemente el lanzamiento exterior, con unas cifras espantosas, 3 de 16, un 19 por ciento, el Barcelona tuvo la suerte de encontrarse a un Unicaja por debajo de lo esperado en el arranque del Top 16, etapa ya decisiva de la Euroliga.

Pero existen carencias que no cambian, y pese a que Ivanovic no se sentó en el banquillo, el Barcelona volvió a firmar un tercer acto para olvidar. Incapaz de cerrar el rebote defensivo, el Barça dio vida a Unicaja, más acertado en las segundas opciones, siempre atento al rebote, siempre dispuesto a trabajar la zona con Ndong o Haislip. Así creció el equipo de Scariolo, especialmente flojo en los tiros libres (sólo un 59 por ciento) y ligeramente más fiable desde el perímetro (7 de 14).

Una técnica al debutante Xavi Pascual -un manojo de nervios en el banquillo local- y un parcial de 4-12 activaron a Unicaja (46-43, min. 27). Sin necesidad de desplegar un buen baloncesto, el equipo andaluz se acercó peligrosamente (55-52, min. 33).

En su peor momento, el Barcelona encontró a un protagonista inesperado, Alex Acker, jugador insípido bajo el mandato de Ivanovic, despertó en la segunda mitad. Apareció lo justo, pero tuvo una notable incidencia en el juego, con nueve puntos en los tramos decisivos, ancla de su equipo en la segunda mitad.

En un final muy apretado, 63-60 a falta de 20 segundos, Welsh cometió una falta sobre Lakovic, pero el esloveno no supo cerrar el partido. Kus, 64-62 a falta de 5 segundos, tiró a fallar su segundo lanzamiento, pero Ndongo y Welsh fallaron en el palmeo y el Barcelona respiró aliviado, satisfecho por una victoria agónica, símbolo de los tiempos que corren por el Palau Blaugrana.

 
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