Gritos a Hamilton: Más hipocresia que racismo
David Alonso, especialista de Motor en la Cadena Ser opina sobre el supuesto racismo sobre Hamilton
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Basta ya de tanta ceguera y tanto cinismo! El absurdo enredo del supuesto racismo se ha convertido en una bola de nieve rodando cuesta abajo que alguien debe parar. Veinte insensatos de lengua demasiado suelta provocaron que algunos periodistas convirtieran la anécdota en noticia y el globo se fue hinchando hasta que, como de costumbre, al llegar a Inglaterra explotó. Vieron el capote y se lanzaron como posesos emprendiendo una infame cruzada antirracista. Hablar de país xenófobo o amenazar con una posible suspensión de las carreras de F1 en España por algo tan nimio es surrealista. Que un puñado de exaltados erraron en el fondo y en la forma es una evidencia, pero tan imperdonable es su comportamiento como generalizar y meter a todos en el mismo saco.
Es bien sabido los problemas de Inglaterra con los hooligans y no por eso pensamos que allí todos son salvajes primitivos que van en taparrabos atizando con un mazo a todo el que se cruza en su camino. Ni que son vándalos borrachos que cuando viajan por Europa arrasan como Atila, por mucho que sus seguidores futboleros lo hayan hecho así muchas veces. Si cientos de aficionados no pueden calificar la actitud de una nación menos lo hará el de un minúsculo grupo de maleducados, pero para la prensa tomatera británica que suene un petardo es motivo suficiente para empezar una guerra. A Fernando también le abuchearon y gritaron algunos ingleses en Silverstone y no se nos ocurrió invadir Gibraltar. A veces hay que mirarse el ombligo para algo más que para presumir




